Ha sido un Libro que no
quería madrugar. Pasadas las 12.30 horas, en la primera página, de la primera
cubierta llegaba el Libro esperado: Amerika,
de Franz Kafka. Es el Libro inacabado del autor que este 2018, el cual,
junto con El Castell, suponen el 30%
del total de libros del sorteo extraordinario.
Esto implica que ambas
obras inacabadas y póstumas, si se
exceptúa el capítulo del Fogonero,
en Amerika,pese a las diferencias
de contenido, son complementarias: el encaje del ser en las normas, sean estas
de vida o laborales, o rígidas convenciones de una autoridad moral y
burocrática. O, lo que es lo mismo, dos
novelas de formación que expresan la
impotencia y perplejidad ante el absurdo de las normas fijadas por un poder
ausente, si bien, omnipotente, en el que la
mujer tiene un papel principal de liberadora.
Max Brod y los traductores al castellano y
catalán han sido los encargados de repartir la suerte, y repartirla
mucho, porque el Libro ha caído muy repartido.
Y como no podía ser de
otra manera las lágrimas se han vuelto a apoderar de la William Shakespeare que ha cantado Othello, el cuál ha roto a llorar en cuanto sus compañeras Niccolo Maquiavelo, Giaccomo Leopardi, i Giuseppe Tomasi di Lampedusa ha puesto la mano sobre los lomos y han
cantado El Príncipe, Los Cantos, y El
Gatopardo, que desde hacía buen rato se esperaban con impaciencia. Y eso
que, según ha contado su madre, esta mañana no quería levantarse de la cama. Las tres compañeras han llorado junto a
Shakespeare, sobretodo al hallar un hilo conductor entre los cuatro libros: El
realismo político y la conspiración, la desesperación del individuo ante el
pasado y el futuro de una Italia espiritual, y el dilema entre la decadencia y
la necesidad de adaptarse a la Fortuna política. Hoy había mucha emoción
y nervios en el Teatro Real.
Othello, El Príncipe, Los Cantos y El Gatopardo: “El realismo político y la conspiración, la
desesperación del individuo ante el pasado y el futuro de una Italia
espiritual, y el dilema entre la decadencia y la necesidad de adaptarse a la
Fortuna política.”
A inicios del siglo XX,
tener un Libro premiado en la Lotería de Navidad solucionaba
la vida del ganador. Entonces, el importe permitía comprar una decena de vidas e introspecciones. El
numismático Julio Cortázar ha
explicado que por entonces un cronopio o un fama podía costar unas 2.000 o
3.000 pesetas y algo más, en torno a una Rayuela,
por ejemplo, en el Ensanche de Barcelona. En cambio, en los años del realismo
mágico, los años de los Cuentos
Completos de Alejo Carpentier, los
premios del primer Libro (descontando el 20% que se lleva Hacienda) no dan para
tanto, quizá para la obra de teatro The
Crucible, ha indicado Arthur Miller,
refiriéndose a la controversia entre el realismo y el realismo mágico.
Otros premios de Poesía
Como novedad este año, los premios del Sorteo Extraordinario de Poesía se pueden leer
exclusivamente en uno de los puntos de lectura pública y de segunda mano de
Loterías. Así lo explica la Sociedad Estatal de Poesías y Apuestas del Estado (Sepae),
que advierte a los lectores de Miquel
Martí i Pol, junto con los Haikús
del Pedraforca, de Toni Gol Roca, que
cobrarán un importe neto de claridad y sinceridad, concisión y reflexión vital
sin precedentes. Así mismo, las reflexiones sufís y antisufís del Rubaiyyat de Omar Khayyam. Y añade que la obra escogida de Bertolt Brecht i Agustí
Bartrà, dos puntos de vista opuestos y complementarios de la experiencia
social y estética, pueden desgravar correspondientemente en realismo y
trascendentalismo.
Maquiavelo nunca escribió el “fin justifica los medios”. El inventor anónimo de dicha cita, sin embargo, parece que tuvo más fortuna a la hora de justificar las acciones amorales e inmorales. Maquiavelo sí tenía escrúpulos contra la crueldad y la bajeza: según él, cuando la crueldad es continua y premeditada, el príncipe no merece gloria ni perdón de los hombres.
Los escrúpulos del consigliere fueron mal vistos por Napoleón, quien en sus anotaciones megalómanas le reprocha su quehacer de moralista, si bien le agradece «servirle bien». Pero es que Maquiavelo, defensor del republicanismo, no escribe para un gran dictador, sino para el futuro Lorenzo II de Médici, quien asume el cargo de príncipe de Florencia en la Italia del Renacimiento.
No le han faltado detractores y defensores: Federico II de Prusia, Napoleón, Gramsci, Mussolini, etc., quienes mantuvieron ese diálogo de interpretación contemporánea. Pero no desviemos el tiro: Maquiavelo tampoco es Rousseau. Es amoral por su falta de intelectualismo moral y de teologismo. Jerónimo Feijoo, en el siglo XVIII, no le atribuye nada más extraordinario que describir la naturaleza humana en relación al poder.
Escrita en 1513 en italiano y publicada en 1532, se ha interpretado como espejo de la actualidad. Así, hay quien ha publicado un Maquiavelo para empresas, otro para partidos políticos, y quien sabe si exista uno para las familias. Parece que el opúsculo, o más bien, el tema que trata, sea universal como si las relaciones de poder fueran una práctica de cualquier época, como si hablásemos de las reglas del go o del ajedrez. Algo parecido, si se permite, a otras obras como el Arte de la Guerra, de Sun Tzu.
El Príncipe, empero, no es un libro de máximas. Es la condensación de la experiencia como secretario de cancillerías y consejos, como diplomático y militar, ofrecida a un futuro protector tras haber caído en desgracia, y por ello, no exento de adulación. Fue escrito durante un retiro, después de ser torturado y liberado por conspirar contra quienes habian regresado tras la caída de la república.
Siguiendo la tradición de citas apócrifas, a continuación se expone un decálogo que resume los principios universales de la acción de poder.
Actúa de manera que el daño que causes no pueda volverse contra ti.
Quizás esta sea la norma general o principio que engloba los demás (tan válida para el ajedrez, la política o los juegos de mesa). Para el autor, la prudencia es la virtud esencial del príncipe (como en los viejos filósofos-gobernantes) y se expresa según las circunstancias.
Sobre los territorios conquistados y los nuevos súbditos (es decir, el caso de Florencia), indica que las injurias deben realizarse resuletamente para no dar lugar a reacción:
“De lo dicho debe observarse que a los hombres conviene o atraerlos por las buenas o anularlos, porque de las ofensas leves se vengan, de las graves, no. De ahí que la injuria hecha a un hombre debe ser de tal envergadura que no deje lugar a reacción.”
Dado que se debe obrar bien o mal según las circunstancias, para evitar las afrentas se actuará el mal de forma resuelta y rápida, y para disfrutar de las buenas acciones se otorgarán los beneficios con parsimonia.
“Es mejor hacer de una vez todo el mal que deba hacerse, pues las ofensas menos hieren cuanto menos se repiten; por el contrario, es bueno que los beneficios se concedan poco a poco, que así se saborean mejor.»
La conducta del hombre es siempre interesada.
Machiavelli, Avallon Hill.
Varios principios demuestran la tesis hobbesiana. El hombre actúa movido por el instinto.
“Porque los hombres atacan o por miedo o por odio.”
Las masas son mudables de opinión en base a los refuerzos (premios y omisión de castigos).
“Y como los hombres, cuando reciben el bien de quien se esperaban el mal se obligan aún más con el benefactor, el pueblo será para con el príncipe más benévolo que si aquél hubiese llegado [al poder] con la ayuda popular.”
En la adversidad, los hombres se sienten obligados con su benefactor. Si existe un interés mútuo, una alianza es obligada.
“La naturaleza de los hombres los lleva a obligarse por los beneficios que se hacen como por los que se reciben”.
En los últimos capítulos se advierte contra el egoismo esencial de la especie humana:
“La inmensa mayoría de los hombres puede decirse que son ingratos, volubles, engañosos, deseosos de evitar peligros y ansiosos de ganancias. Mientras los tratas bien, todos se declaran leales, te ofrecen su sangre, sus haciendas, sus vidas y hasta sus hijos, como ya dije antes, en tanto no tengas necesidad de ello, que si la tienes, tiempo les falta para que se revuelvan contra ti.”
Con todo, Maquiavelo justifica el propio egoismo en el obrar, condicionado por el egoismo de los demás:
“Si todos los hombres fueran honestos, este principio [no cumplir la palabra dada] no seria válido, pero como son perversos y no mantienen lo que prometen tampoco debe uno mantenerlo.”
Y el no menos importante:
“Son tan simples los hombres y tan sumisos a la necesidad de cada momento, que quien engaña encuentra siempre alguien que se deja engañar.”
«Apoyaré la reforma del Estatuto que apruebe el Parlamento catalán», Zapatero, Maragall y Montilla, durante el mitin de final de campaña de 2003 – Yolanda Cardo. ABC
Actúa siempre por ti mismo cuando sea posible, nunca cuando no lo sea.
Se trata de una obviedad que, al detalle, Maquiavelo refiere a actuar para obtener algo:
“Es deseo muy natural y ordinario el de adquirir algo que no se tiene; alabaremos siempre a quien lo cumple si le es posible; pero el error está en empeñarse en poseerlo cuando no es posible.”
Por un lado, se deben medir las propias fuerzas, y por otro esperar el momento adecuado, principio que recoge Nietzsche, cuando se refiere a los límites de la voluntad, y también Sun Tzu, cuando menciona que las batallas se deben ganar antes de empezar.
Cuando se depende de fuerzas ajenas Maquiavelo advierte que dichas fuerzas pueden convertirse en rival, de ahí que siempre deba procurarse la acción con medios propios: el riesgo de un aliado para atacar a un tercero conlleva que el segundo –casi siempre, indica– se haga más fuerte:
“Acaba en ruina quien es causa de que otro se haga fuerte; porque la potencia ajena ha sido promovida o mediante la violencia o por ingenio: cosas ambas sospechosas a quien se ha hecho poderoso.”
Es decir, la potencia ajena al ser promovida con estratagemas sospechará siempre de su aliado.
“Solo son buenas defensas, seguras y verdaderas, las que dependen de uno mismo y de la propia virtud.”
Moción de censura al presidente Rajoy (180 votos). Pedro Sánchez y Mariano Rajoy se saludan, protocolariamente, tras finalizar la sesión. / Pierre-Philippe Marcou (POOL via REUTERS). El Periódico.
El conflicto entre los hombres es ineludible e inaplazable.
No sólo es inevitable, como indica en uno de sus párrafos más claros, sino que, criticando la prudencia” florentina” y su conocida táctica de dilación para “ganar tiempo”, antes valora la rapidez:
“Nunca debe permitirse un desorden para evitar una guerra, porque en realidad no se la evita, sino que se aplaza el conflicto con desventaja propia.”
Así pues, los conflictos no solo son inevitables sino inaplazables. Como ejemplo presenta la Romanización, cuyo arte de la guerra implicaba, a parte de una estrategia de aislar al enemigo y sus aliados, controlar los tiempos de paz y de guerra.
Más pronto se debe escoger bando. Declararse a favor o en contra de un aliado en una disputa que nos incumbe, es mejor que declararse neutral cuando los beligerantes son poderosos, dado que el vencedor sospechará de su lealtad, y el vencido despreciará su falta de ayuda.
El aliado pide siempre la intervención y el enemigo la neutralidad. Dado que la ayuda sin titubeos es considerada gratamente por los aliados, el vencedor debe observar ser justo al terminar el conflicto, dado que las victorias nunca son claras y puede necesitar de su ayuda.
Cuando el aliado es mucho más poderoso, no debe unirse para atacar a un tercero a menos que sea necesario, pues en caso de vencer se es prisionero del vencedor.
Sin embargo, en caso de plantearse un dilema, la respuesta es el menor de los males:
“No crea ningún Estado que siempre es posible tomar una decisión segura: sea quien fuere el aliado siempre persistirán las dudas. Porque en el orden natural de los acontecimientos, cuando se evita un inconveniente se cae en otro; la prudencia está en saber discernir dichos inconvenientes y tomar por bien el que sea menos malo.”
“Ponemos en conocimiento de la comunidad internacional y las autoridades de la Unión Europea la constitución de la República catalana y la propuesta de negociaciones con el Estado español”. El president Puigdemont firmando la declaración (Manu Fernandez / AP). La Vanguardia.
Dividir, vencer, y mantener.
“Divide y vencerás” es una cita atribuida a Julio César que se aplica perfectamente a la guerra que expone Maquiavelo a lo largo de los caps. IV, V, VI, y VII, a la que también hay que añadir la siguiente apócrifa: “Vencer es una cosa, mantenerlo otra bien diferente.”
Vencer y mantener son acciones distintas y están relacionadas con las dos formas principales de organización a vencer: centralizada y descentralizada. En una estructura centralizada y piramidal (tal y como el imperio de Darío, el Turco, o cualquier dictadura totalitaria) es difícil dividir a sus mandos, más cuando han sido designados (y purgados) por el líder. Una vez conquistado, empero, es más fácil de mantener por la misma razón.
Por otro lado, una estructura descentralizada (tal como el reino de baronías de Francia, o cualquier federación o confederación con centros de poder repartidos) es más fácil de atacar pues siempre hay desavenencias entre los mandos y son fáciles promoverlas, empero es más difícil de mantener, pues siempre habrá mandos desleales que entren en rebeldía.
Maquiavelo resume los medios de conquista en: armas, méritos, fortuna, ayuda ajena, o crimen. La conquista por méritos se mantiene mejor que por fortuna, ya que esta es mudable. La conquista con ayuda ajena implica una serie de problemas. Por un lado, si se ha armado a la población, desarmarla puede mostrar cobardía o mala fe y despertar la malquerencia. Por otro, mantener armado un nuevo principado que es leal no es seguro, y debe mantenerse en la molicie y dejar los asuntos de armas en manos del propio ejército. Si el aliado está mejor armado, se incurre en un nuevo peligro por la suspicacia del propio ejército, y el desprecio de los aliados.
Vencer un país (grupo, empresa, departamento, etc.) libre es más difícil de mantener, dado que el grado de rebeldía depende de las libertades perdidas. En tal caso, las tres formas mantenerlo son: arruinarlo, habitarlo, o fomentando una oligarquía aliada.
“En verdad, no hay medio más seguro de posesión que la ruina. Y quien se adueña de una ciudad libre y no la aniquila, prepárese a ser aniquilado por ella, pues ésta siempre tendrá como enseña de rebeldía su libertad y sus antiguas leyes, cosas que no se olvidan por mucho tiempo que pase y muchos beneficios que se reciban”.
Maquiavelo se decanta por la colonización o el exterminio, pues si no se debe disgregar “extirpando” la coehsión de los ciudadanos, puesto que el recuerdo de las libertades perdidas perdura en el tiempo (el “abc” de cualquier dictadura fascista).
Finalmente, aunque no lo recomienda, se puede consolidar el poder venciendo enemigos débiles.
“El príncipe prudente instiga algún enemigo fácil de vencer con alguna astucia, para una vez vencido, obtener mayor grandeza”.
Xavier García Albiol: “la recogida de firmas que se hizo en 2006 contra el Estatut podía tener muy buena voluntad e intención pero aquí en Cataluña no se entendió y fue entendida como una agresión. Por tanto con el tiempo se ha demostrado que esa acción fue muy poco afortunada”. El PP, ‘irreconocible’, admite que la campaña contra el Estatut fue un error. ElPlural.com
La estabilidad en el poder se consigue mediante la paz
La paz se mantiene con buenos aliados, proporcionados por buenos ejércitos. Sin paz exterior no se alcanza la interior. Cuando se está en guerra la estabilidad se pone en peligro y puede estallar un conflicto interior.
Con todo, la mayor fortaleza es el apoyo del pueblo:
“Un príncipe necesita contar con la amistad del pueblo, porque de lo contrario no tendrá remedio en la adversidad.”
Y en otro lugar:
“La mejor fortaleza que pueda darse es el amor del pueblo; porque por más fortalezas que tengas, si el pueblo te odia, no te salvará nunca, pues a los pueblos nunca les falta quien les de armas ni extranjero que corra a ayudarles.”
El apoyo del pueblo se consigue mediante el buen gobierno. El gobierno de los estados depende de dos fuerzas sociales: poderosos y oprimidos. Los poderosos, cuando no pueden resistir el pueblo, eligen a uno de ellos para hacerlo príncipe y resguardar sus intereses. Cuando el pueblo no puede resistir a los poderosos, eligen un conciudadano para que les proteja de ellos.
“Quien llega al principado con ayuda de los poderosos, se mantiene con más dificultad que aquel a quien eleva el pueblo: porque el príncipe se encuentra rodeado por muchos iguales a él, por lo que no puede mandarles ni manejarlos a su albedrío. Pero quien llega al poder con el favor popular está solo y rodeado por pocos o ninguno que no esté dispuesto a obedecer. Además de lo dicho, no puede ofenderse a un noble sin ofender a los demás, cosa que no ocurre con el pueblo. Porque las intenciones del pueblo son más honestas que la de los nobles, que solo desean oprimir, mientras que el pueblo no aspira más que a no ser oprimido. Por otra parte, el príncipe nunca puede estar seguro del pueblo, que es multitud, y si puede estarlo de los nobles, que son pocos.”
Nuevos impuestos y leyes (lo que cuestiona el orden anterior) aporta defensores tibios (por temerosos de lo nuevo y los detractores) y férreos opositores. En todo caso, hay que saber si los defensores las apoyan autónomamente o si dependen de algo (o alguien), puesto que si son dependientes el apoyo no será tal.
“La naturaleza de los pueblos es mudable y es fácil convencerles de algo, pero difícil mantenerlos en su convicción.”
Y añade que cuando dejan de creer hay que hacerles creer por la fuerza.
En tiempo de paz se puede controlar a los súbditos entreteniendo las facciones en polémicas de “banderías”. Sin embargo, dicha política no es paz y demuestra su engaño cuando estalla la guerra, pues el bando más débil se puede unir a las fuerzas atacantes para vencer al bando más fuerte.
Sobre las facciones opositoras, aquella que está más necesitada es más fácil de conquistar, y se verá obligada a servir mejor a un príncipe que de ellos tenía mala opinión. De la misma manera, es más fácil encontrar aliados entre aquellos no simpatizantes pero que vivían bien, que entre los que se declararon en seguida amigos y le apoyaron.
«El rey Felipe VI ha compartido mesa con la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, y el presidente del Parlament, Roger Torrent, en la cena previa al arranque del Mobile World Congress (MWC).» AGENCIA ATLAS 25.02.2018 (20Minutos.)
Actúa prudentemente, valorando la fortuna.
“Muchos se han imaginado repúblicas y principados que nadie ha visto jamás ni se ha sabido que existieran realmente; porque hay tanta distancia de cómo se vive a cómo se debería vivir, que quien deja a su lado lo que se hace por lo que se debería hacer aprende antes su ruina que su preservación: porque un hombre que quiera hacer en todos los puntos profesión de bueno labrará necesariamente su ruina entre tantos que no lo son. Por todo ello es necesario a un príncipe, si se quiere mantener, que aprenda a poder ser no bueno y a usar o no usar de esta capacidad en función de la necesidad.”
Como humanista, Maquiavelo defiende la virtud como un “saber hacer” según las circunstancias, alejado del intelectualismo moral. La necesidad (y la fortuna) es la que obliga a obrar mal, y este obrar mal debe aprenderse. Como no se pueden observar todas las virtudes, la prudencia y el conocimiento de la fortuna deben ser las condiciones del príncipe “excelente”.
“El príncipe que no reconoce el mal en sus orígenes no puede llamarse prudente: esta es cosa que no se concede a muchos.”
Sin embargo, Maquiavelo no carece de ética. A diferencia de lo que se ha hecho creer, Maquiavelo excluye de la “excelencia” (no de la práctica) el asesinato y robo, el faltar a la palabra, o el carecer depiedad y religión.
Existen dos tipos de crueldad que marcan el distingo entre quienes merecen el perdón y los que no: la primera es una crueldad “bien usada”: “la que se lleva a cabo rápidamente, para lograr la firmeza del poder, y después no se insiste en ella, sino que se busca la mayor utilidad para los súbditos.” Se trata de una actuación resuelta breve. La segunda, la «mal usada«, es la que crece con el tiempo y no se extingue y hace imposible mantener el poder.
El quehacer del príncipe no debe cambiar ante incidentes buenos o malos, puesto que si su conducta cambia según la fortuna, o no es momento para hacer un mal, o un bien se le atribuye a la fortuna y no al príncipe.
«La sentencia le sitúa al frente de la primera acción reivindicada por esa banda, dirigida por altos cargos del Gobierno del PSOE con la colaboración de policías y mercenarios.» El exministro del Interior José Barrionuevo y el expresidente del Gobierno Felipe González se abrazan en la puerta de la cárcel de Guadalajara en 1998. / Agencias
No confíes en quien piensa antes en si que en ti.
Maquiavelo recomienda confiar en los leales. Pero de quienes no demuestran adhesión (por falta de valor) confiar en el prudente y guardase del ambicioso y calculador, porque en la adversidad cooperará para la ruina:
“La primera conjetura que se hace de la inteligencia de un señor se funda en los hombres que le rodean; si son capaces y fieles, puede considerársele prudente, porque ha sabido conocerlos bien y conservarlos leales. Pero de no ser así, el juicio acerca del príncipe no puede ser positivo; porque su primer error consiste en esa elección.”
Hay que evitar los aduladores, que aconsejan cuando ellos quieren, puesto que pueden hacer cambiar la opinión y perder prestigio al príncipe. Hay que confiar en el consejo privado de los prudentes cuando se requiera y no cuando lo pidan los demás, y luego mantenerse firme en la decisión tomada.
“Conviene que los buenos consejos, vengan de quien vengan, nazcan de la prudencia del príncipe, y no la prudencia del príncipe de los buenos consejos.”
Así mismo, se debe aparentar interés por conocer la verdad de quienes le rodean. Pero nunca depender del consejo de uno solo, dado que este puede hacer perder el poder.
“Todos ven lo que pareces ser pero pocos sienten lo que eres. Ahora bien, esos pocos no se atreven a oponerse a la opinión de la mayoría, que además cuenta con los defensores de la majestad del poder. Y en las acciones de los hombres, mucho más en la de los príncipes, si no hay tribual al que apelar, se atiende al resultado.”
Se debe evitar siempre la mala fama.
Evitar la mala fama e ingeniárselas para alcanzar fama de hombre grande y de excelente ingenio evita la malquerencia (ser odioso). Un dirigente odiado por el pueblo provoca conjuras cuando no se le satisface, pero si es querido el conspirador se echará atrás al ver que el pueblo no lo acepta.
La malquerencia nace tanto de las buenas como de las malas acciones, dado que el bien y el mal son relativos no hay por qué preocuparse por las censuras de defectos sin los cuales difícilmente puede salvarse el Estado.
Debe reservarse la concesión de gracias y beneficios, y delegar los asuntos ingratos y la administración para no atraerse la malquerencia del pueblo. Premiar a quienes quieren engrandecer el Estado, divertir el pueblo en las festividades, y acudir a las reuniones dando ejemplo de cordialidad y munificencia, manteniendo, empero la dignidad de su cargo.
El príncipe debe evitar aquellos vicios que puedan desposeerle de su autoridad, y alejarse de los otros. También debe observar las siguientes conductas:
Liberal o Moderado: es preferible la mala fama de ser considerado tacaño (aún siendo liberal sin que se note) que el odio y el desprecio que procura la ostentación de liberalidad que conduce a la corrupción.
Cruel o Piadoso: es preferible ser tenido por piadoso que cruel, siempre que la piedad no genere desordenes o impida mantener fieles y unidos los súbditos, dado que siempre se está a tiempo de hacer actos de benignidad.
Temido o Amado: conviene lo uno y lo otro. Amado si no le perjudica, pero en todo caso, mejor temido debido a la naturaleza interesada de los hombres, y al miedo al castigo que no los abandona, pero de forma que no genere odio, es decir, fundándose en sus propios medios y no en los de los otros. El amor comprado con dinero no puede poseerse en tiempos de adversidad.
Honesto o Mentiroso: no se debe cumplir la palabra dada si perjudica y si desaparecieron los motivos de su promesa, dado que los hombres son perversos y no mantienen las promesas. Se debe actuar como la “alegoría de la raposa (astucia para descubrir las trampas) y el león (infundir terror)”.
Circunspecto o Impetuoso:
“Yo creo firmemente eso: que es mejor impetuoso que circunspecto, porque la fortuna es mujer, y es necesario queriéndola doblegar, someterla y golpearla. Y se ve que se deja vencer más fácilmente por éstos que por los que actúan con frialdad; ya que siempre, como mujer es amiga de los jóvenes, porque son menos circunspectos, más feroces y la dominan con más audacia.”
Índice de popularidad de Vladimir Putin. Mayor aceptación durante las dos últimas guerras fronterizas. (Levada Center. politics.stackexchange.com)
La fortuna se convierte en oportunidad cuando uno se adapta a los tiempos.
Para Maquiavelo, las causas no controlables de nuestro destino ocupan la mitad de nuestra libre voluntad: la fortuna. La representa como una riada inundando los campos que obliga a los hombres a hacer diques y canales para encauzar la próxima crecida.
La disparidad de la suerte depende de la cualidad de los tiempos, conformes o no con la conducta de cada uno. Por ello, no se puede depender del todo en la suerte.
Nadie sabe adecuarse a las variaciones de la fortuna por costumbre y temperamento. El hombre es incapaz de desviarse de sus inclinaciones naturales cuando se ha acostumbrado a un procedimiento que le ha sido útil, y difícilmente se convence de que conviene abandonarlo.
“El príncipe que no se apoya más que en la fortuna cae según que ella varía. Creo también que es dichoso aquel cuyo modo de proceder se halla en armonía con la calidad de las circunstancias, y que no puede por menos de ser desgraciado aquel cuya conducta está en discordancia con los tiempos.”
(Il gattopardo)
Decálogo
Actúa de manera que el daño que causes no pueda volverse contra ti.
La conducta del hombre es siempre interesada.
Actúa siempre por ti mismo cuando sea posible, nunca cuando no lo sea.
El conflicto entre los hombres es ineludible e inaplazable.
Dividir, vencer, y mantener.
La estabilidad en el poder se consigue mediante la paz
Actúa prudentemente, valorando la fortuna.
No confíes en quien piensa antes en si que en ti.
Se debe evitar siempre la mala fama.
La fortuna se convierte en oportunidad cuando uno se adapta a los tiempos.
El món feliç tornat a visitar. Col·lecció La Roda.
Aldous Huxley, l’autor de la distòpia Un món feliç (A Brave New World), publicà el 1958 l’assaig El món feliç tornat a visitar. La seva justificació, vint-i-cinc anys després de la publicació del primer llibre, es basa en estendre les implicacions de la seva “faula” durant la Guerra freda, tenint en compte que l’obra havia estat escrita en el període d’entreguerres i que una altra distòpia més amenaçadora, escrita per un altre autor anglès, George Orwell, s’havia publicat el 1948.
Les comparacions entre ambdues reflecteixen dos temors i dues maneres d’interpretar l’exercici del poder sobre la societat. L’Huxley assagista, però, no és un científic: és un escriptor més preocupat per advertir de la pèrdua dels valors culturals, si bé fa servir un estil reflexiu i constants referències científiques en les que recolza el seu discurs. De totes maneres, l’Huxley dels anys cinquanta no és un defensor de les mesures aplicades a la seva distòpia, i es troba, com a molts dels escriptors de llavors (talment el citat Eric Fromm) a les portes d’un món feliç, o més ben dit, d’una guerra entre dues potències nuclears i dos models politicosocials.
A tall d’advertència, en el pròleg adverteix que la tasca “d’abreujador” és sempre incompleta, i la veritat no és mai senzilla, talment com també ho advertia Orwell al final del seu Homage to Catalonia.
Cal que aprengui a simplificar sense arribar al punt de la falsificació, i concentrar sobre l’essencial d’una situació sense ignorar massa, però, les diferents interpretacions qualificades de realitat.
L’assaig es troba dividit en 12 capítols que exposen el que en 1958 es consideraven els perills de les societats modernes. Cada tema es tractat en una mitja dotzena de pàgines i aquests és poden resumir en el següents: sobrepoblació, superorganització, propaganda, persuasió de les masses, i sistema educatiu.
1984 o Unmón feliç?
De resolviendolaincognita.blogspot.com
L’obra d’Orwell incorpora el totalitarisme i la guerra permanent com a base d’una societat autoritària que es basa en el càstig i la por, sistemes aversius del conductisme de B.F. Skinner llavors encara en boga. Per la seva banda, un Un món feliç incorpora el conductisme de Ivan Pavlov i John Watson (i els reforçadors positius d’Skinner) com a mètode de control d’una societat que no li cal mantenir una guerra permanent. Un sistema es basa en el càstig, l’altre en el reforçament de la conducta. A mode de mirall en la seva era, el bloc comunista s’assemblaria més a 1984, i el bloc capitalista, a Un món Feliç.
Amb tot, Huxley afirma que així com els mètodes de control del passat estaven més propers al càstig, els del futur estaran més propers a la recompensa, i que d’això el bloc comunista ja se n’ha assabentat:
Després de tot, governar mitjançant el terror és menys eficient que governar mitjançant manipulacions no violentes, sobre l’ambient i els pensaments i sentiments individuals dels homes, dones i nens.
Les prediccions poblacionals de 1958 segueixen avui en dia acomplint-se. La sobrepoblació té efectes diferents segons si un país està tècnicament desenvolupat o no. En un cas, polítiques de natalitat i immigració, i en l’altre, més freqüentment, revolucions i dictadures. Tot hi així, una amenaça important de pèrdua de recursos al món occidental forçaria la centralització de poders amb “l’esperit d’una dictadura totalitària”.
Tot i que llavors no es contemplaven els fluxos migratoris i deslocalitzacions globals, algunes de les afirmacions tenen una rara ressonància temporal arran del “xoc de civilitzacions” i les lleis antiterroristes, l’arribada de Trump al poder i el seu «mur», o les crisis migratòries europees:
De moment la superpoblació no és encara una amenaça directa contra la llibertat personal dels americans. Això no obstant, continua essent una amenaça indirecta, una amenaça que pot sorgir… Tots sabem que la llibertat no pot florir en un país que esta sempre en peu de guerra o a punt d’estar-ho. La crisi permanent justifica un control permanent de tot i de tothom per part de les agències del govern central.
Punt per a Orwell.
A section of the wall separating Mexico and the United States in Tijuana, Mexico, on April 10. Jorge Duenes/reuters. Newsweek
Qui controla les societats capitalistes?
Huxley manlleva el concepte “Poder Selecte” per definir el que en un món globalitzat anomenem “les multinacionals” o elit econòmica. Són els productors amb recursos milionaris els que poden fer front a una distribució i producció massives per a la societat de consum. El grup selecte dels “Homes importants” engoleix l’autonomia del “’Home poc important”´; l’un, diria Zygmunt Bauman a La vida líquida (si s’accepten les comparacions) defensa una major globalització actual i llibertat de fronteres, i l’altre, però, es veu amenaçat i demana una major seguretat i protecció local: l’obrer o emprenedor es troba abocat a treballar per a mantenir un sistema que li pren l’autonomia amb un grau de tecnificació subtil, i concentra el poder polític en les elits de les que depèn.
Aquesta pèrdua de llibertat, seguint a Huxley, es tradueix en símptomes neuròtics i conductes anormals fins a l’absurd de considerar totalment normal un sistema que perjudica les forces vitals de l’individu. Dit d’una altra manera: El món feliç ha aconseguit vendre que la normalitat es l’ajust perfecte al sistema. “Llur ajust perfecte en aquesta societat anormal és una mesura de llur malaltia mental.” L’home actual, l’home urbà, viu alienat en un entorn anònim i de serveis, on percep les relacions entre persones com a relacions econòmiques, principalment, i no com a relacions socials.
Un excés d’organització transforma els homes i les dones en autòmats, ofega l’esperit creador i aboleix la possibilitat real de llibertat. Com de costum, l’únic camí possible és al mig, entre els extrems del laissez-faire, a un costat i el control total a l’altre.
Huxley afirma que quant més poder major és el grau d’organització, i que el control totalitari no és més que intentar fer real una “Voluntat d’ordre” en la societat, enlloc de fer-ho en el taller de l’artista o en el laboratori del científic. El control organitzatiu no depèn d’una ideologia concreta, sinó més bé de l’actitud dels qui governen. Aquesta superorganització proposa una nova ètica, “l’Ètica Social”, i un nou perfil tècnic, “l’enginyer social”, que efectuen una transvaloració sobre l’ètica tradicional individual: l’individu autònom passa a ser el dolent, i el grup depenent es converteix en el bo, fent servir una nova terminologia (o neollenguatge, en diria Orwell). Aquesta nova ètica intenta justificar les conseqüències menys desitjables de la superorganització, “i representa una patètica intenció de convertir una necessitat en virtut, d’extreure un element positiu d’un element desagradable.”
Una organització no és ni conscient ni viva, el seu valor és només instrumental i derivatiu. No és bona en sí mateixa: només pot ésser-ho en el grau en què millora el bé dels individus que formen part del total col·lectiu. Donar prioritat a l’organització sobre les persones és subordinar el fi als mitjans.
Aquesta descripció dels anys 1950 anticipa en certa manera la “vida líquida” de Bauman, on l’individu global, o híbrid, una mena de superhome global que no fixa el seu domicili enlloc i que segueix els fluxos del mercat global, governa com una aristocràcia, a diferència de l’home sòlid, lligat a les condicions i límits del mercat local o nacional. Tanmateix, una societat abocada al consumisme transvalora les necessitats en virtuts i desenvolupa tota una gama de serveis amb màrqueting hipòcrita (rebutjat però desitjat) orientada a mantenir aquesta nova ètica del mercat per sobre del pensament autònom i crític de l’individu.
Val a dir, seguint Bauman, que el consumisme global a assolit una fita impensable per Huxley: substituir la llibertat individual per la llibertat de consum.
La propaganda
Els capítols sobre la propaganda, la major part del llibre, són bastant aclaridors pel que fa a com s’executa la “Voluntat d’Ordre” en les dictadures i en les democràcies lliberals (o dit d’una altra manera: el control de les masses amb sistemes parlamentaris). La resposta és el “rentat de cervell” i la propaganda. Aquesta última, però, és de dos tipus: la propaganda racional (d’accions orientades a uns interessos propis d’aquells que la fan i a qui s’adrecen) i la propaganda irracional (dictada per les passions, les pors i anhels que desperta).
Huxley defensa que la quota de control de la massa ha d’exercir-se amb la propaganda racional, ja que aquesta apel·la a la nostra raó per mitjà dels arguments més vàlids disponibles, i amb honestedat, ja que la irracional va en contra dels propis interessos en oferir proves falses, incomplertes i repetint llocs comuns i atacs furiosos. La propaganda irracional és el gran perill al associar els instints més baixos amb les idees més elevades, religioses o polítiques, o les falsedats més evidents amb l’evocació d’alguna emoció agradable. Avui, però, afegiríem noves espècies com les “fake news”, el “cunyadisme”, les postveritats, i potser els memes.
Molt sovint sense tenir la informació acomplerta ens mostrem el més racional possibles, i no podem fer altra cosa. Aquesta limitació és normal i pròpia de tot aquell qui cerca la veritat, o al menys, la veritat dels fets més que les interpretacions. La interpretació dels fets en una societat de masses, però, també recau en els mitjans de comunicació. Sobre aquests, Huxley és del parer que “la comunicació amb la massa no és ni bona ni dolenta: és senzillament una força, i com qualsevol altra força pot ser usada bé o malament.”
El problema per a Huxley és que quasi tots els mitjans de “l’Home petit” han desaparegut. Huxley parla del començament de segle com d’una fita temporal on la premsa es devia als lectors i hi havia tants diaris com opinions possibles; avui, però, la indústria s’ha concentrat i tot i haver llibertat de premsa existeix una “censura econòmica” i un control dels mitjans per membres del “Poder Selecte”, i encara que això no afecti a la veritat o mentida dels fets, si que afecta a les interpretacions, i encara més, si s’afegeixen les distraccions. Els mitjans no només informen, sinó que narcotitzen, o com diu amb Marx, esdevenen “l’opi del poble”. Es tracta principalment del esports, o la “societat competitiva” que es difon per la premsa, la radio, i la televisió, el que Giovanni Sartori anomenava “L’homo videns”, on caldria actualitzar-la, doncs, amb videojocs, canals de pagament, llibres digitals, xarxes socials, etc.
A mesura que l’art i la ciència de la manipulació van arribant a ésser més ben compreses, els dictadors del futur aprendran, indubtablement, a combinar aquestes tècniques amb les distraccions ininterrompudes, aquestes distraccions que ara amenacen, a Occident, d’ofegar en un mar de despropòsits la propaganda racional, essència per a mantenir la llibertat individual i la supervivència de les institucions democràtiques.
Punt per a Huxley. Un a un.
Adolf Hitler, el precursor.
Bona part de l’anàlisi sobre la propaganda està basat en la del règim nazi. Huxley apunta una diferència, si bé l’única, entre la propaganda d’una dictadura i una democràcia, a saber: que en una democràcia l’orador no pot traspassar certs límits i ha de sotmetre’s a un relaxament del missatge sense apel·lar als extrems que una dictadura si que pot fer. O en altres paraules, la publicitat “ha d’ésser d’una excel·lència moderada”.
La propaganda de masses depèn de la tecnologia (llavors, els video-tapes, o les càmeres de televisor de dues direccions, com en la novel·la d’Orwell, eren l’última moda, el que avui serien les TIC i els smartphones, i els subsegüents escàndols d’espionatge electrònic) i ambdós sistemes la fan servir per un igual. “Gràcies als progressos tecnològics, el Gran Germà pot ésser tan omnipresent com Déu”.
El punt en comú també és l’objectiu: el control de les masses mitjançant la manipulació dels instints i emocions “inconscients”. La mobilització de la massa no es deguda tant al missatge (que depèn més de circumstàncies culturals i històriques) sinó a la devoció amb que són inspirades. Per a Hitler, es tracta de despertar les “forces amagades” (es a dir, les frustracions, esperances i temors d’una població) mitjançant un “verí de ramat”, o manipulació, sobretot durant esdeveniments col·lectius i a poder ser de nit, ja que la fosca perjudica la crítica individual. Segons Huxley, el furor i l’odi actuen com a compensador ja que eliminen grans quantitats d’adrenalina i noradrenalina. Per als publicistes o polítics d’una democràcia lliberal, el consumisme o vot, es treballat “apel·lant a aquestes mateixes forces amagades” i més encara en una població que tot i defensar la llibertat “es complau en pensaments, sentiments i accions que tendeixen a la guerra i la tirania.”
Pel que fa al paper dels intel·lectuals, en tant que aquests rebutgen la simplificació i l’apel·lació a les forces amagades són més resistents a la propaganda, ja que “aquesta ensenya a acceptar com a indiscutiblement evidents coses o fets sobre els quals seria raonable de suspendre el nostre judici o de dubtar.” En paraules del propi Hitler, no es pot fer història amb els intel·lectuals. “Tota propaganda efectiva ha de limitar-se a unes poques necessitats bàsiques i ha d’expressar-se en unes fórmules escasses i estereotipades… només una repetició constant aconseguirà finalment una idea a la memòria d’una multitud.” Així mateix, la publicitat comercial fa ús de la repetició constants de “jingles” o cançons comercials, substituts dels himnes i marxes del grup, i poden quedar gravades dins la memòria d’una generació com una pregària. Les cançons comercials, en tant que s’aprenen per condicionament amb una música, fan que qualsevol missatge irracional cantat i musicat soni raonable. “Orfeu s’ha aliat amb Pàvlov”. Huxley prediu que els petits de la casa es convertiran en carn de ràdio i de televisió, i així doncs, els jingles comercials o les tonades dels dibuixos animats, (o de qualsevol distracció moderna, com els videojocs) ocuparan el lloc que pertocaria a les cançons d’infància. Si li afegim la manca de lectura i de raonament abstracte provocats per l’atracció televisiva, es pot completar l’anàlisi amb l’homo videns de Sartori.
Tornant a Hitler, l’orador ha d’adoptar “l’actitud sistemàtica de considerar d’una sola banda determinada qualsevol problema que hagi de tractar…” La propaganda no s’equivoca mai i no argumenta amb els adversaris quan aquests han d’ésser neutralitzats. Per a les masses “la raó ve sempre de l’agressor actiu.”
La propaganda funciona quan el missatge s’identifica amb el símbol al qual se li atribueixen les qualitats que diu aquest. Aquest principi és tant vàlid en una dictadura com en una democràcia quan es fa publicitat. Alguns símbols semblen exercir en la massa atraccions més intenses, sobretot quan es parla de religió o ideologia, però cal tenir en compte que un símbol estètic no garanteix mai la veritat ni el seu valor ètic. De fet, sota el principis més elevats s’han mobilitzat masses per efectuar actes immorals.
La política, al igual que el consumisme, ha adoptat la mateixa línia. Els “comerciants polítics”, recolzats per empreses de màrqueting, donen un missatge que ha de ser curt, contundent i a poder ser, emès per un candidat atractiu. S’ha de simplificar el missatge i la seva personalitat ha d’ésser projectada pels seus anunciants. Huxley afirma més endavant, que seria bo aprovar una legislació que privés fins a una quantitat de diners les campanyes polítiques i evités l’ús de la propaganda irracional.
“Afeblides ja per les grans forces impersonals que treballen en el món modern, les institucions democràtiques son minades per sota pels polítics i llurs propagandistes.”
El control de l’individu
Huxley planteja el control de l’individu amb el “rentat de cervell” i les drogues. Hi ha base científica pel condicionament mental: la fatiga –la tensió psicològica– augmenta la suggestibilitat, així com l’estat de consciència previ al somni. El que no està tan clar és la percepció subliminar, de la qual no hi ha proves clares. Huxley, però, es mostra decidit a creure que és possible, i que aquestes tècniques un cop perfeccionades en el futur, poden ser una arma mol útil per a qualsevol democràcia que aspiri a dictadura (de fet, hi ha drogues que sumeixen la consciencia en estats suggestionables). També confessa que el sistema educatiu d’Un món feliç es basaria precisament amb el condicionament inconscient, la hipnopèdia. Tot i que els resultats no són clars, tant als anys 1950 com a l’actualitat, s’ideen mètodes d’aprenentatge inconscient.
Pel que fa a les drogues, el control de l’individu sembla molt més evident. Tanmateix Huxley en va ser un experimentador. Indica que és un bon condicionant i en la seva obra apareix en forma de soma, quelcom semblant als efectes dels ansiolítics però sense efectes secundaris. És aquesta una eina que actua com a compensador en cas d’estrès, i per tant, ajuda a compensar la frustració i l’alienació, i per tant, evitar la resposta no desitjada. “En Un món feliç era al revés… el soma, era la religió del poble. Com la religió, la droga té el poder de consolar i compensar, evocava visions d’un món millor, oferia esperança i enfortia la fe i la caritat.” Huxley enumera les drogues conegudes fins llavors i els psicofàrmacs, així com els seus efectes. Sobre la marihuana indica que ja el 1944, a Nova York, s’advertia que no té efectes secundaris.
Educació per la llibertat
La llibertat està amenaçada, i és urgent una educació de cara a la llibertat.
Finalment, pel que fa al sistema educatiu, Huxley ataca als conductistes i les doctrines ambientalistes defensant el genetisme com un factor important sobre les capacitats individuals. Considera que la preeminència dels grans genis de la cultura i les seves obres no poden ser únicament explicades per influència de l’ambient. Així doncs, l’educació del futur no hauria de valer-se únicament de condicionaments, sinó en el desenvolupament de valors i fets d’una educació cognitiva.
Aquesta nova reforma educativa valoraria en l’alumne la seva diversitat individual (personalitat) i la singularitat genètica (capacitats), i educaria en un criteri d’anàlisi, compost dels valors i actituds de llibertat, tolerància i caritat mútua: llibertat fonamentada en el fet de la diversitat humana i la singularitat genètica, i caritat i amor sense la qual la intel·ligència es impotent i la llibertat inassolible.
Una veritat que no excita pot ésser eclipsada per una falsedat emocionant. Una apel·lació hàbil a la passió és sovint massa forta per a les més bones resolucions. Els efectes d’una propaganda falsa i perniciosa només poden ésser neutralitzats per un entrenament en l’art d’analitzar la seva tècnica i saber veure més enllà dels seus sofismes.
L’educació per la llibertat segueix sent la qüestió principal del nostre sistema educatiu. Els esdeveniments a casa, massa recents, són una prova de què sense una actitud crítica a les aules i el coratge d’enfrontar els problemes reals, l’educació perd la batalla contra la perversió del llenguatge, donat que el seu ús propi ho és tot; avui estem massa acostumats a la propaganda i oblidem que per als més petits el llenguatge definirà els seus pensament i transformarà les seves experiències en dolor o aversió, i en la seva conducta futura. Si els mots escollits pels alumnes no són per la seva pròpia experiència i ho són per raó d’un sistema d’idees inadequats, i acaben per no poder distingir el símbol de la conducta, “només sabrem comportar-nos amb una crueltat i una estupidesa organitzada de les quals els animals que no parlen (precisament perquè no poden parlar) no són pas capaços”.
Asistentes realizan el saludo fascista en la protesta en el Valle de los Caídos. AFP PHOTO / JAVIER SORIANO. RTVE. 2018.
Com diria Bauman, passarem d’una “educació de ciutadans” a una “educació de mercat” on es defensa la llibertat a la ignorància; lliures de “iure”, però esclaus de “facto”, impedits dins de la societat de nous pobres.
Crida d’advertència, doncs, a les generacions més grans que no volen que les petites distingeixin entre la veritat i la mentida dels fets, i on l’adoctrinament i la manca de debat d’idees perpetua un sistema immòbil, i on també es desaprova l’anàlisi de la propaganda per evitar que els petits es rebel·lin contra els valors d’un ordre social que depèn de què la massa es conformi sense fer masses preguntes enutjoses. Crida a defensar l’anàlisi de dos tipus de propaganda: una immoral sota el criteri de la llibertat, i una altre emocional, que mentre no contradigui el criteri de llibertat pot ser acceptada només pel que valgui.
És perfectament possible que un home sigui fora de la presó i malgrat això, no sigui lliure, i ésser un presoner psicològic, obligat a pensar i sentir i actuar tal com volen que pensi, senti o actuï els representants de l’estat nacional o qualsevol interès privat dins de la nació.
L’esdevenidor el 1958
Sota l’escomesa implacable de la superpoblació accelerada i la superorganització creixent, junt amb els mètodes cada vegada més efectius de la manipulació de ments, les democràcies canviaran llur naturalesa; les rares formes antigues –eleccions, parlaments, Tribunal Suprem i tota la resta—no desapareixeran. La substància subjacent serà una nova mena de totalitarisme sense violència.
Han passat 60 anys des d’aquesta cita. Huxley prediu que bàsicament es parlarà com mai de democràcia i es mantindrà l’aparença d’aquesta, però les quotes de poder del Poder Selecte i les oligarquies seguiran a llur albir, desfermant una lluita pels recursos i el control de les poblacions. “El dret de vot no és garantia de llibertat”, fet que ja era evident a començaments del segle XX. Només una descentralització del poder econòmic podria reequilibrar la tendència a la superorganització.
Aleksei Pàjitnov i els seus col·laboradors soviètics no només van inspirar-se en els tetròminos, sinó també en la dialèctica de la Guerra Freda. Quan Pàjitnov va rebre l’oferta americana per a produir i distribuir la seva criatura va abandonar els seus col·laboradors, i més endavant, per mitjà de Nintendo, la va globalitzar fins a subministrar al cosmonauta Alexandr Alexandrovich Serebrov un exemplar de gameboy durant la missió de la Soyuz TM-17. “The Soviet Mind Game” va ser el primer videojoc en entrar en òrbita durant cent noranta-sis dies, tot just quan el marxisme-leninisme havia deixat d’existir. Allà a dalt, Serebrov, de quaranta-nou anys, mentre premia els botons morats a gravetat zero hauria viscut una insòlita experiència en finalitzar el MODE A: enlairar-se en el mateix coet on recordava haver-se enlairat des de la plataforma de llançament del cosmòdrom de Baikonur. Cap a on volaria Serebrov? En quina nau? L’espai va ser la meta de la Unió soviètica, compartida tant pels píxels verdosos del Tetris com per la llum dels estels que il·luminaven l’estació espacial Mir en la nova Federació russa. El cosmonauta no se’n deuria adonar de la sincronicitat històrica que marcava el començament d’una nova síntesi; tant més que Pàjitnov, fidel al moment “From Russia with Fun”, havia tancat el cicle dialèctic establint-se als EE.UU. per dedicar-se a les franquícies i les regalies, com qualsevol fill de capitalista, amb el videojoc més venut de la història.
En mi canción, una rima
me parecería casi una insolencia.
(De Malos tiempos para la lírica)
(Sin fecha. Fotografia de Peter Rosen Productions)
La poesía de Bertold Brecht aguanta bien el paso del tiempo. Su traducción al castellano volcada por Vicente Romero y Jesús López Pacheco para Alianza Editorial el 1968 da buena muestra de ello, así como de la capacidad de adoptar el tono y el estilo de las voces que usa el autor alemán.
En general, leer a Brecht es mantener un diálogo con una voz que apela a la humanidad —a su lucha por la supervivencia y su resignación contra el poder— y se remonta hasta el origen del materialismo histórico en una búsqueda de autenticidad en la que prescinde de la rima y la versificación tradicionales. Como indica en la Canción de los poetas líricos (1931):
Cuando empecé a escribir esto que leéis, —¿lo estáis leyendo?—
me propuse que todos los versos rimaran.
Pero el trabajo me parecía excesivo, lo confieso a disgusto,
y pensé: ¿Quién me lo pagará? Decidí dejarlo.
Así mismo, la voz de Brecht reflexiona sobre el compromiso de la literatura y su relación con el poder, en el que la poesía es un campo abierto como cualquier otro del compromiso de clase.
Invocaciones de súplica a seres ultraterrenales
probarán que seres terrenales se alzaban sobre seres terrenales.
La música exquisita de las palabras dará solo noticia
de que no había comida para muchos.
(La literatura será sometida a investigación, 1940)
Cuantos crímenes hemos cometido así por vosotros! Cuántos crímenes!
Y siempre nos conformábamos con las sobras de vuestra comida!
(Canción de los poetas líricos)
Las voces de Brecht son la moral de los desposeídos opuesta a la de la clase social dominadora. A través de los tiempos, este “nosotros” épico, o a veces, la mirada de un yo poético que juzga al “vosotros”, canta la lucha o la desobediencia, y critica la guerra de los dominadores adulados por el artista, actitud referida en algunas canciones en las que la voz de los poetas —o de los pintores— se pregunta qué sentido tiene servir al poder a cambio de las sobras: la misma voz del nosotros que en los bateleros del arroz:
La noche viene pronto. En nuestro cuarto
ni la sombra de un perro podría dormir,
pero cuesta un puñado de arroz.
A veces, la del rebelde que ironiza, consciente de su clase, como el marino de La demolición del barco “Oskawa”, quien justifica el sabotaje de la tripulación por la mala paga y el trato recibido:
…Nosotros pensábamos
que hasta un niño podría comprender
que nuestra paga era realmente demasiado pequeña.
En otras, la del materialismo histórico llamando a la acción, como en Loa a la dialéctica:
¿Quién podrá contener al que conoce su condición?
Pues los vencidos de hoy son los vencedores de mañana
y el jamás se convierte en hoy mismo.
Y también la voz resignada ante las relaciones de producción, como la que canta la rueda hidráulica:
Sigue la rueda girando.
Lo que hoy está arriba no seguirá siempre arriba.
Mas para el agua de abajo, ay esto sólo significa
que hay que seguir empujando la rueda.
La voz de Brecht nace en una familia acomodada bávara. Cuando estalla la Primera Guerra Mundial, con 17 años, ya expresa un fuerte antibelicismo por el que casi es expulsado de la escuela. Su escapatoria es estudiar medicina en Múnich, en un ambiente en el que descubre el teatro, librándose de ir a la guerra por unos meses. Será con el advenimiento de la república de Weimar que su voz ganará el premio Kleist, y algunas de sus obras se adaptarán al cine, y también se granjeará el odio del partido nazi.
Hay en Brecht también un poeta de la urbanidad, de Múnich, o del Berlín en el que se instala tras su primera separación, cuya voz individual denota su voluntad de lucha a través de un vitalismo de ese “hombre entre la multitud”, anónimo, que renuncia a permanecer en el recuerdo.
No os dejéis seducir:
no hay retorno alguno.
El día está a las puertas,
hay ya viento nocturno:
no vendrá otra mañana.
No os dejéis engañar
con que la vida es poco.
Bebedla a grandes tragos
porque no os bastará
cuando hayáis de perderla.
No os dejéis consolar.
Vuestro tiempo no es mucho.
El lodo, a los podridos.
La vida es lo más grande:
perderla es perder todo.
(Contra la seducción)
Cuando creas que vas a morir, cuídate
de que no te pongan losa sepulcral que traiciones donde
estás,
con su escritura clara, que te denuncia,
con el año de tu muerte, que te entrega.
Otra vez lo digo:
borra todas las huellas.
(De Esto me enseñaron)
Entre 1926 y 1933, la vida en el Berlín de la recuperación se hace más prolífica. Colabora con artistas socialistas sin militar en ningún partido, y estila la “nueva objetividad” del teatro y cine alemanes, estrenando su obra maestra, la Opera de los tres centavos.
Sin embargo, tras el crac de la bolsa de Nueva York, el paro y la recesión empuja al nazismo a la cancillería de la república y el enemigo de clase se impone: la función La toma de medidas es interrumpida por la policía, y es acusado de alta traición. Tras la muerte de las últimas garantías republicanas encarnadas en Hindenburg y el Reichstag, Brecht decide huir a Dinamarca con su familia. Allí escribirá los poemas amargos del exilio, como el Catón de guerra alemán (1937-1938) contra la alemania nazi o La cruzada de los niños, sobre la resistencia polonesa.
Nosotros hemos huido. Expulsados somos, desterrados
Y no es hogar, es exilio el país que nos acoge.
(Sobre la denominación de los emigrantes)
Pero la más hermosa de todas las dudas
es cuando los débiles y los desalentados levantan su cabeza
y dejan de creer
en la fuerza de sus opresores
(De Loa a la duda)
¿De qué le sirve poder dudar
a quien no puede decidirse?
Puede actuar equivocadamente
quien se contente con razones demasiado escasas,
pero quedará inactivo ante el peligro
quien necesite demasiadas.
Tú, que eres un dirigente, no olvides
que lo eres porque has dudado de los dirigentes.
Permite, por lo tanto, a los dirigidos
dudar.
(De Loa a la duda)
Con el estallido de la Segunda Guerra Mundial, el exilio en Dinamarca es continuado por el exilio en los EE.UU. a través de un viaje por la URSS. Allí residirá durante años, intentando rehacer su actividad como guionista sin demasiado éxito.
No celebremos, pues, tan sólo al sabio
cuyo nombre en el libro resplandece
Al sabio hay que arrancarle su saber.
Al aduanero que se lo pidió
demos gracias también
(De Leyenda sobre el origen del libro Tao-Te-King dictado por Lao-Tse en el camino de la emigración.)
Para ganarme el pan, cada mañana
voy al mercado donde se compran mentiras.
Lleno de esperanza,
me pongo a la cola de los vendedores.
(1942)
Muy de mañana leo en el periódico los planes sensacionales
del Papa y de los reyes, de los banqueros y de los reyes del petróleo.
Con el otro ojo miro
el puchero con el agua del té,
cómo se enturbia y empieza a hervir y de nuevo se acelera,
hasta que, rebosando del puchero, apaga el fuego.
Nuevamente se enfrenta al enemigo de clase, el macartismo. El día después del interrogatorio por actividades antiamericanas, durante el estreno de La vida deGalilei en Nueva York, vuela a París.
A diferencia de su héroe, Brecht decide no abjurar y refugiarse en Suiza y Austria, donde residirá durante los años del Plan Marshall y la estalinización de las democracias populares sin poder ejercer de dramaturgo, hasta regresar en 1949 al Berlín de la primera crisis, donde el régimen le ofrecerá la oportunidad que los EE.UU. le negaron.
Vosotros, que surgiréis del marasmo
en el que nosotros nos hemos hundido,
cuando habléis de nuestras debilidades,
pensad también en los tiempos sombríos
de los que os habéis escapado.
Cambiábamos de país como de zapatos
a través de las guerras de clases, y nos desesperábamos
donde sólo había injusticia y nadie se alzaba contra ella.
Y, sin embargo, sabíamos
que también el odio contra la bajeza
desfigura la cara.
También la ira contra la injusticia
pone ronca la voz. Desgraciadamente, nosotros,
que queríamos preparar el camino para la amabilidad
no pudimos ser amables.
Pero vosotros, cuando lleguen los tiempos
en que el hombre sea amigo del hombre,
pensad en nosotros
con indulgencia. »
(De A los hombres futuros).
1 de mayo de 1954. Bertold Brecht y Helene Weigel. Ullstein Bild.
Será en el Berlín oriental de los primeros años de la RDA donde terminará sus días como director del Deutsches Theater, y fundador de la compañía teatral Berliner Ensemble. Su última voz, más individual y centrada en el presente inmediato y la confianza, no acaba de abandonar la del “héroe apaleado” como la definió su viejo amigo Walter Benjamin:
A la buena gente se la conoce
en que resulta mejor
cuando se la conoce. La buena gente
invita a mejorarla, porque
¿qué es lo que a uno lo hace sensato?
Escuchar y que le digan algo.
(De Canción de la buena gente)
Temen tu garra los malvados.
Y se alegran los buenos con tu gracia.
Lo mismo
oír quisiera
de mis versos.
(A una raíz de té china en forma de león)
Murió a los 58 años, en 1956, fulminado durante el ensayo de la obra de Galileo, bajo la sospecha de que la Stasi había tenido algo que ver con las negligencias médicas de sus tratamientos, debido a su inconformismo con algunos dirigentes comunistas —leyenda incierta que persigue a todo escritor incómodo muerto en una dictadura.
El 11 de enero, a las 8.25 horas, los agentes 2344 y 2355 realizan una inspección en el domicilio del sospechoso para comprobar si son ciertas las denuncias de tenencia de libros de papel o lecturas prohibidas. En el momento de la inspección son atendidos por el sospechoso quien no ofrece resistencia al registro de su domicilio.
En el momento del registro son hallados varios libros de poesía, entre ellos de una antología de Saint John Perse, Carles Riba, y una antología de poesía de posguerra. El denunciado afirma que no son suyos, que no sabía que se encontraban en el lugar registrado y que tan sólo reconoce NABÍ, de Josep Carner, un poema largo sobre el mito de Jonás y la ballena, como una de las obras de poesía mejor escritas. Se confiscan los libros y la actuación queda registrada en el acta núm. F1510.
En el momento del registro son hallados en un panel con doble fondo varios libros de prosa, entre los que son identificados EL DESERT DELS TARTARS, de Dino Buzzati, AMERIKA y las MEDITACIONES de Franz Kafka, y DIARI 1918 de J.V. Foix. El resto de libros se encuentran en tan mal estado que son confiscados sin identificación. Sobre estos, el denunciado declara que no sabría decir cual de ellos es el mejor, aunque la prosa poética de Foix resulta extraordinariamente fantástica, como la hiperrealidad de la conciencia de Kafka, o Buzzati y su simbolismo. Los tres son confiscados.
Vistas las actuaciones realizadas y atendiendo al requerimiento municipal, a instancias del Ministerio de cultura, se procede a la quema de libros tal y como indica el reglamento de bomberos en sus artículos 1.2, 1.3, 3.4, para lo cual consta esta acta firmada por los agentes 2344 y 2355.
Portada de Las nacionalidades. Producciones editoriales. Barcelona, 1979.
En Las nacionalidades, publicada en Madrid en 1877 por Francesc Pi i Maragall, se halla el cuerpo doctrinal de lo viene a ser la primera gran síntesis del federalismo -pactista- contemporáneo en España, escrita de puño y letra por el fugaz segundo expresidente de la I República. Dado que la historia suele repetirse aunque de distinta manera, no está de más echarle un vistazo a esta obra considerada a veces de “teórica”, como el «camino no escogido».
Hay que advertir que el lenguaje usado por Pi i Maragall es el de la política decimonónica con otros tintes, y que parte de sus referentes hoy ya no significan lo mismo. La federación y la confederación son usados como términos sinónimos y vienen a ser como el estado (federación) y el proceso (confederarse). Otros como región pueblo o nacionalidad se usan de forma indistinta y se relacionan con la provincia, lo que hoy en día serian las comunidades autónomas y no las provincias administrativas.
La obra está dividida en tres partes y unos apéndices. La primera de ellas, “Criterios para la reorganización de las naciones” recoge ejemplos históricos entre naciones, y analiza algunos criterios. La segunda, “La federación”, plantea los principios federativos y algunas de sus alternativas. Finalmente, en la tercera “La nación española”, expone los mismos principios federativos siguiendo el mismo desarrollo en la España de la Restauración. Los apéndices incluyen las cuatro constituciones de los EE.UU., Suiza, Austria-Hungría y Alemania, y dos textos: el programa del partido federal republicano, y un artículo llamado “el pacto”, donde se divulga todo su pensamiento.
Uno de los ejes principales del libro es el federalismo-unitarismo, como el mismo advierte nada más empezar:
Confieso que no estoy mucho por las grandes naciones, y estoy menos por las unitarias.
El Federalismo de Pi i Maragall se inspira principalmente en las constituciones de los Estados Unidos y Suiza. Su principio significa pacto o alianza entre contratantes libres, condición sin la cual solo puede existir la sumisión, y que implica igualdad de rango y autonomía entre provincias, que constituidas por pueblos conformarán la nación. “Fuera de esto no hay más que el principio unitario.”
Caricatura de 1873 de la I República debatida entre federales y unitarios. Publicada en la revista La Flaca.
Sobre las formas de gobierno unitarias, Pi i Maragall las ubica en la tradición del absolutismo. Dice: “el destino de las unitarias es ser turbulentas o despóticas”, dado que los criterios que rigen la nación unitaria no son igualitarios ni proporcionados, terminan gobernadas por minorías cuando no por gobiernos autoritarios, y “son teatros de incesantes luchas. Cuando llega el mal en su apogeo, no tienen más remedio que echarse en brazos de los dictadores.” Usan la fuerza para mantener una paz temporal, “efímera”, que desemboca en las pérdidas de libertades, la reacción y la revolución. Finalmente, concluye: “la unidad está en la existencia de unos mismos poderes para cada orden de intereses, no en la absorción de todos los intereses por un solo poder”.
No porque el organismo cambie la unidad se rompe. Se rompe solo cuando desaparece la fuerza que mantenía dentro del todo las partes.
Otro de los ejes es el tamaño de los estados, grande-pequeño como el Imperio ruso o Suiza. Se podría resumir en que los estados pequeños y federados son los que garantizan mayor libertad del individuo y de sus naciones, confederadas a través del pacto, donde la presencia del estado más se identifica con la vida de la nación; mientras que en los estados grandes, la presencia del estado se percibe como algo ajeno a la vida de la nación “tangible más que en el pago de los tributos”, y la vida se hace en las capitales donde la ambición y la corrupción toman el poder gracias a que los pueblos no conocen bien a sus representantes.
La nacionalidad, pueblo o nación, tal y como se expone en este libro, no deriva de ningún criterio historicista, étnico, o geográfico, dado que estos no son universales tal y como demuestran los casos expuestos, ni tampoco de una combinación de los mismos. Son relativos a cada caso, si bien, en el caso español, Pi i Maragall se decanta por los territorios históricos. A este respecto, se plantea que de usarse los criterios habituales para definir las nacionalidades, en el caso vasco tras perder la segunda guerra carlista, “tengo para mí que se habrá de estar por la independencia de los vascos.”
Las naciones son las que se agregan o disgregan por multitud de causas. Los pueblos los que permanecen inalterables.
El autor propone la siguiente tesis sobre su origen: las familias se reúnen por necesidad en ciudades, y estas se confederan en pueblos mediante su voluntad, de “abajo a arriba”. Los estados grandes, plurinacionales o estados-nación, son unidos por la necesidad o la violencia, principios que causan disgregación o debilidad cuando, al menos, no se permite la autonomía y no se establecen fuertes vínculos sin mengua de dicha autonomía. Defiende el pacto social entre provincias como principio nacional y critica la posición de los unitaristas para quienes la unidad es anterior a las provincias, y que son estas y los pueblos los que existen gracias a ella, tal y como defiende el autoritarismo.
Sobre Europa, dice que hay uno o dos pueblos que pretenden imponer su hegemonía sobre el resto, responsables de conflictos y reacciones entre amenazados y oprimidos. Añade que los pueblos dominadores deben dejar paso a que cada pueblo sea dueño de si mismo, si bien puede darse que los dominados acepten unirse al dominador cuando este respete su autonomía y no la menoscabe para sus intereses propios, ya que así es como cesa la razón para ejercer el derecho contra él, que no el derecho mismo del pueblo a ser soberano.
Aunque se decanta por el modelo suizo para las nacionalidades europeas, la expansión americana resume con sencillez el principio federativo: no privar a los pueblos (comprados o ocupados) de credo, habla, y leyes a cambio de un gobierno temporal, seguido de un representación política y una constitución en estado autónomo, de igual a igual con el resto de estados de la república, y sujeto a los poderes federales. Antes de reconstruir las naciones europeas usando criterios históricos, étnicos o geográficos, Pi i Maragall prefiere la restitución de su autonomía y federación con sus actuales centros “sólo para la defensa y el amparo de sus comunes intereses.” Concretamente, aboga por la existencia de una confederación de naciones europea, “además de la confederación de provincias y de los pueblos”.
La confederación suiza es una federación de 26 cantones con sus propias constituciones y poderes.
La federación
El federalismo intenta resolver la problemática de mantener la diversidad en la unidad, y puede extenderse desde pequeños estados hasta la humanidad entera. Además, el pacto de “abajo” a “arriba” nace por decisión mutua de las partes para confederarse. Es importante recordar que el sistema de federal no está reñido con la forma de gobierno, es decir, que las monarquías también pueden ser federales, como las repúblicas también ser unitarias (como la República Francesa).
El sistema federativo se estructura en tres niveles de atribuciones: el municipal, el provincial y el nacional. Las atribuciones -competencias- de cada nivel se corresponden con los intereses y necesidades de cada nivel, de abajo a arriba: las ciudades, con atribuciones, medios y poderes municipales, se confederan en las provincias, con atribuciones, medios y poderes provinciales, y estas se confederan en la nación que dispone de atribuciones, medios y poderes federales, entre los cuales se hallan la intervención armada, los derechos que afectan de igual manera a todos los estados (leyes tribunales, etc.), las relaciones exteriores, o los tributos para el mantenimiento de la confederación: en este último punto, hay que subrayar que los tributos federales solo deben bastar para el mantenimiento de la confederación mediante un cupo, cuando no se necesiten contribuciones especiales y que el resto de impuestos corresponden a cada provincia y municipio.
Entre un sistema asambleario o bicameral, Pi i Maragall se decanta por el Senado al estilo norteamericano como el contrapoder del ejecutivo, capaz de vetar al Parlamento siempre que concurran una mayoría de estados, y renovables dentro de la legislatura presidencial para garantizar el movimiento general de ideas. Estos poderes deberían ubicarse en un territorio neutral, sin injerencia de ningún estado. Por su lado, el poder judicial federal debería ser independiente del Parlamento y del Gobierno, elegido de la misma manera que el presidente de la república (en la constitución suiza es elegido por la Asamblea), y el poder judicial provincial o municipal, igualmente por sus respectivas jurisdicciones, de abajo a arriba.
La reforma de la confederación corresponde a los estados que la conforman, e implica una amplia mayoría cuando no se traten de enmiendas o modificaciones surgidas por la necesidad. Este camino abierto a adaptarse a las realidades de cada momento debe ser consultado a los estados que mediante el mismo pacto por el que constituyeron la confederación que ahora quieren cambiar. Sobre la separación o unión de dos estados dentro de una confederación, Pi I Maragall es partidario de que sea competencia de la confederación siempre que no se trate de una necesidad: “una división a tiempo puede cortar el paso a grandes disturbios, y tal vez acelerar el movimiento de la riqueza; una reunión, favorece el progreso ya material, ya moral de dos pueblos.”
Pi i Maragall es de la opinión de que en España, el carácter de los pueblos favorece el principio federativo, pero con la expansión imperial tras la unión de los reinos de Castilla y Aragón se adoptó el despotismo contra los fueros de las provincias, provocando múltiples conflictos que posteriormente acabarían con la Guerra de Sucesión, el 1714, y la sumisión de Aragón, Valencia y Catalunya. Tras el imperio Napoleónico y las guerras carlistas (a lo que hoy añadiríamos todo el convulso siglo XX español), concluye que el desorden entre revolución y reacción y la pugna entre facciones reinante se debe al principio unitario y al “temor a la disgregación de las antiguas provincias.” El Estado, refiriéndose a la Restauración borbónica, “no habría sido de tan fácil asalto, ni viviría tan expuesto al vaivén de los partidos.” Así mismo, los costes de la administración pública no se habrían disparado (concretamente se menciona que los costes administrativos de recaudación superan la cuarta parte de los ingresos), así como la ineptitud, el exceso de cargos y la corrupción del momento, que parecen no dar abasto tampoco en el momento actual.
Mapa de España de 1854
Pi i Maragall hoy
En conclusión, la lectura de Las Nacionalidades nos permite ver con perspectiva el largo camino del federalismo español y sus diferencias con el modelo americano o suizo de entonces. De allí a las autonomías actuales tan sólo basta salvar las distancias con un salto interpretativo. No es España una federación, por mucho que el socialismo o el conservadurismo haya querido monopolizar la idea como contrargumentación al unitarismo o al independentismo, si bien contiene muchos elementos que un federalista decimonónico sí defendería. Un aviso para navegantes es la observación de que el autonomismo no está reñido con la federación, sino todo lo contrario, y ofrece mejores posibilidades de desarrollo, alejando el temor de la independencia de alguna de sus provincias mediante el pacto entre iguales.
Si creemos que España es una federación convendremos que estamos a medio camino: fracasa sobretodo en el sistema tributario, el peso territorial representado en el Senado disuelto por el sistema de partidos y su papel meramente accesorio del Parlamento, lo que va en detrimento de los pueblos y a favor de los partidos; fracasa por una instrumentalización de la administración y un sistema judicial que centraliza el poder en una provincia y pone freno a las iniciativas autonómicas que no se acomodan a ese modelo; impone la voz de los partidos frente a la de las comunidades y facilita el cohecho en las instituciones y la falta de pensamiento crítico sobre la pluralidad del país; estanca unas provincias en un régimen de subsidio que frena las iniciativa privada, y condena a otras a sufrir un déficit interregional bajo el imperativo moral de la solidaridad forzada.
Es de interés remarcar el caso de Euskadi y Navarra y sus sistemas forales como una prueba más del principio federativo. Tampoco hay que menospreciar la descentralización del país, que apuntaría hacia el principio federativo expuesto, dado que desde 1978 hasta la actualidad España ha gozado de relativa estabilidad si se descartan las últimas convulsiones del franquismo con el 23-F y el terrorismo, reacción heredera de la misma dictadura, si bien no ha sido acompañada de una reducción de la administración. Los periodos de relativa paz política se han dado siempre que las mayorías absolutas no han ido contra los intereses de las autonomías, y estas han llegado a un acuerdo con el poder central. Finalmente, la cohesión que han permitido los fondos de la Unión Europea se ofrece como otro aval más del principio federativo, a tener en cuenta.
Junts pel Sí y la CUP firman la declaración de independencia de Catalunya. La Vanguardia. 2017
¿Qué ha sucedido con la independencia de Catalunya? ¿Por qué una mayoría absoluta autonómica se ha enfrentado al Senado y a un bloque en el Parlamento? ¿Por qué se plantea la independencia como un proyecto factible cuando hace dos legislaturas no se contemplaba llegar hasta la declaración de independencia, a pesar de las advertencias constantes?
Si se descartan la disparatada propaganda de conspiración rusa y el adoctrinamiento escolar, se llegará a la conclusión de que en algún momento el pacto social se rompió, y las posibilidades de renovarlo fueron rechazadas. Quienes aún defienden que el independentismo es sólo producto de la crisis económica mal gestionada no pueden explicar su auge creciente sin mencionar dichas paparruchas por la misma razón que no pueden reconocer públicamente la soberanía de los pueblos de España, ni, como en cualquier pacto, que siempre hacen falta dos voluntades para llegar a un acuerdo.
¿Por qué no ha sucedido otro tanto con el País Vasco? La respuesta es fácil para quien quiere conocer las razones estructurales: su autonomía y sistema fiscal han salido reforzados. En Catalunya, el atacar sistemáticamente las leyes parlamentarias y su norma general, el Estatut, a base de humillaciones e instrumentalizando la justicia contra su aplicación, el principio unitario, el Partido Popular, con la connivencia del resto de partidos unitaristas, PSOE y Cs, ha terminado por deslegitimar el pacto autonómico, y tras la reacción catalana, la DUI, sustituirlo por un decreto de nueva planta: el 155.
Pi i Maragall ya advirtió, durante la guerra de la independencia cubana, algo que se lleva oyendo desde hace más de una década en Catalunya:
Los verdaderos separatistas no son los catalanes, sino los políticos del caciquismo y de la oligarquía de Madrid, con su falta de visión, con su encarnizado unitarismo centralizador y uniformizador.
Antoni Estruch Bros. L’onze de setembre de 1714. 1909.
A cuatro días del desenlace la tensión parece anunciar una ruptura inminente. El bote es muy alto y nadie va a renunciar a ganar la partida.
En 2015 cambió definitivamente la manera de percibir la cuestión catalana. Primero llegó el fervor del referéndum consultivo del 9-N del 2014 (80% a favor de un estado republicano), luego, el de las elecciones autonómicas plebiscitarias del 27-S del 2015 (mayoría absoluta soberanista). Hoy, el 1-O ha pillado a más de uno por sorpresa al no salirse del confort mental del relato autonómico, y por no comprender que el independentismo es un movimiento de transversal y pacífico.
A cuatro días del desenlace, asistimos perplejos a un campo de batalla donde no queda más “equidistancia” donde refugiarse que en el silencio. Estamos, por decirlo en cierta forma, en medio de labatalla por Catalunya.
El frente del discurso político
Reunión entre el presidente de la Generalitat y el presidente del Gobierno en funciones en la Moncloa (LVE). La Vanguardia. 2016.
Sin embargo, esta batalla no se ganará con balas ni bombardeos, si no con política. Este es el frente principal, donde se libra la guerra de las ideas, la superestructura. A cuatro días del desenlace ambos ejércitos se han atrincherado uno frente al otro, como en la batalla del Ebro. El frente está estancado aunque podría llegarse a una tregua en una zona neutral, quizá con el aval de una cumbre europea.
Se estilan dos maniobras: “el recon” y el “paco”: el “recon” o reconocimiento del terreno enemigo es rechazado como “añagazas” (en palabras del barón de Claret), y sirve de tanteo de las intenciones del otro; con reuniones, declaraciones, o cartas se atisban las posiciones tomadas y se provoca al otro bando. El paco, o francotirador, sin embargo, dispara cuando tiene ocasión y vuelve a su escondrijo. Tácticas para hacer brecha inútilmente en el discurso contrario. Balas perdidas.
El gobierno dispone de un discurso oficialista y homogéneo: abundante artillería legal, constitucionalismo, soberanía nacional, el relato del autonomismo. El govern, por su lado, esgrime un discurso heterogéneo contra los agravios del estado: la crítica a su legitimidad, la corrupción del partido del gobierno, las injerencias entre poderes, el cohecho, el relato del fracaso del posfranquismo
Los apoyos institucionales al discurso se inclinan a favor del gobierno desde la Comisión Europea y los EUA, aunque con dudas sobre su sinceridad, mientras que el bando soberanista dispone de la adhesión de individuales y asociaciones, armas ligeras pero de alcance internacional (cañones que requieren buenos artilleros), gracias al trabajo de Raül Romeva y las embajadas. El frente internacional bascula entre la injerencia o la no injerencia según el interlocutor.
El discurso económico dispone de tantos detractores como defensores, y un estado con una deuda del 100% del PIB y una economía que crece a base de recortes, con la bolsa de las pensiones agotadas tras 35 años de desigualdades territoriales no corregidas, no ofrece demasiada confianza al debate del autonomismo, o de la “solidaridad” entre comunidades. Es importante comprender que ya no sirven de nada las promesas de De Guindos ni las amenazas de Montoro al govern. Llegan tarde, o demasiado pronto. El govern ha asumido que el estado no va a negociar ni de mala fe: ha pasado del «seny» a la “rauxa”, concepto que a veces se olvida sobre los catalanes. El momento de negociar fue antes del 2012, cuando se publicaron las balanzas fiscales y el catalanismo no era independentista. Lo cierto es que la viabilidad de una España y Catalunya separadas, ahora mismo, en una sociedad incapaz de prever sus crisis y dependiente de las subastas del tesoro, no está claro: se trataría de evitar el peor de los males, o probar con un nuevo acuerdo que mutualizara la deuda, etc. Terreno desconocido que parece no afectar a las finanzas internacionales, a pesar de las declaraciones de estos últimos días.
Repliegue estratégico tras las líneas rojas. Claro que hubo una breve “operación diálogo”, centrada a buscar acuerdos, pero dentro del inmovilismo y mediante amenazas, además de los agravios institucionales, magnificados por la propaganda, lo que resultó en fracaso. Como en todo entendimiento debe haber confianza entre las partes, y la guerra hoy no permite dejar un flanco abierto hasta que no se esté en posición de ventaja, ambas se ven obligadas a seguir en liza y dejar para más adelante un acuerdo. Habrá que esperar al desenlace para ver cambios en este frente, aunque ya se lee en algunas editoriales nacionales el cambio de discurso hacia la comprensión del soberanismo.
Si hubiera un relato alternativo en Catalunya y no sólo la consigna “no hagáis nada, mejor unidos que fuera de la UE, donde hace frío”, probablemente el soberanismo no representaría a la sociedad catalana. Al haber fracasado el socialismo, primero con el autonomismo de Maragall, recortado y humillado por PSOE y PP, luego el federalismo de Navarro, decapitado por Rubalcaba, y luego con el plurilacionalismo fantasmal de Sánchez y su inocua propuesta del traslado del Senado, defenestrado y revivido por los susanistas, el campo del proyecto común está yermo. También, hay que sumar el fracaso del catalanismo de derechas con el rechazo del pacte fiscal y la impugnación del 9-N.
Por su lado, los comunes y algunos excomunistas han descubierto que cavar sobre roca es su muerte política, y han desobedecido sus secretarías instaladas en la comodidad de la oposición parlamentaria en Madrid. Otros han previsto que es mejor estar a favor de la corriente que en la oposición con la derecha no-catalanista. La ausencia de un proyecto común de izquierdas alternativo al inmovilismo de PP y C’s, junto al silencio cómplice del PSOE aunque sea por táctica, mientras en Catalunya el PSC pacta con la oposición antiprocesista, no ofrece confianza suficiente en Catalunya. Es normal que no se dialogue, más aún cuando al sacar la cabeza de la trinchera se corre el riesgo de ser abatido por un paco del propio partido!
La batalla administrativa y judicial está ganada por el gobierno: dispone de todo el aparato ejecutivo y judicial. El govern ha tenido que crear una ley a medida, forzando el reglamento del Parlament, para ampararse legalmente y de esta manera poder desobedecer al TC. Unos defienden la ley y los otros el «mandat democràtic” de dar respuesta a una mayoría absoluta en el Parlament mediante un referéndum. Entre la ley y la moral está claro que ganará la ley a base de incoaciones administrativas, pero esta derrota podría alargarse en tribunales europeos e internacionales y volverse contraproducente: ante la intervención de la autonomía catalana el govern ha contratacado interponiendo recursos y denuncias.
El estado tan solo tiene que esperar. Los soberanistas, sin embargo, necesitan ganar tiempo como sea en este frente, ya sea mediante la movilización del 1-O o aliados de última hora; y aun con los despistes del gobierno o vulneraciones de derechos: actuaciones como registros sin orden judicial, apertura de correspondencia privada y bloqueos de cuentas, prohibición de renunión y manifestación, decomisos y detenciones sin lecturas de derechos, incluso vulneraciones del estatut del 2006 enmendado por el propio TC. Ya se verá cuáles son y si podrán jugarse como ventaja por un govern que también ha cometido errores de forma. En resumidas cuentas: este frente es el que generará mayor desgaste y los soberanistas solo pueden estancarlo con errores del adversario o «brigadas internacionales» que defiendan la autodeterminación de los pueblos y la tradición liberal.
¿Cuáles serán las actuaciones el día después? Aquí, tanto Soraya Sáenz como el govern han dicho que no van a dar pistas al enemigo. Las iremos descubriendo día a día, noticia tras noticia, como una guerra de posiciones. Se espera que el estado aplaste administrativa y judicialmente el govern y se convoquen elecciones anticipadas. El destino de los sublevados se considera un asunto de orden judicial y no sólo con las amenazas de inhabilitación, sino con multas diarias de 12000 euros para los miembros de la sindicatura de garantías. Estas actuaciones “sui generis” en una democracia joven, defendidas por el Fiscal general y los juicios que provocarán desabastecerán los partidos de activos políticos y sentarán un precedente “preocupante” para la convivencia que ya ha hecho dudar al PNV, y al PP ordenar un repliegue de los PGE.
¿Qué hará el govern si el estado comete algún error? A juzgar por el boicot de gobierno y oposición, si no se impide físicamente el referéndum el resultado será la declaración de independencia, no reconocida por España y amparada en Ley de transitoriedad, ilegal dentro del marco español. El resultado internacionalizará el conflicto y de aplicarse el 155 la solución pasará por negociar con avales europeos una situación de excepción para Catalunya. Es improbable que salga el No dado que la oposición ha decidido no hacer campaña ni participar.
Si se impide físicamente el referéndum este domingo no queda otra que convocar elecciones anticipadas, aunque podría suceder que el govern se atrincherara en el Parlament a la espera de una salida negociada, apoyado por movilizaciones y hasta huelgas generales, al más viejo estilo cenetista. Es un caso improbable porque el estado está dispuesto a ganar sin negociación, y la oposición no apoya el referéndum de marras, y además, unas elecciones anticipadas darían tiempo a los soberanistas para recuperar terreno y frenar durante unas semanas la ofensiva estatal. Tampoco una DUI en caso de boicot del referéndum no seria posible, ya que anularía el maltrecho frente de la legalidad del propio govern (sería una jugada desesperada que se puede jugar al amparo de unas nuevas elecciones plebiscitarias que permitirían ganar más tiempo).
En caso de elecciones, éstas se leerán en clave plebiscitaria y probablemente sea el último cartucho que les quede al soberanismo antes de la DUI. Si no obtuvieran mayoría, pongamos, porque la oposición ofrece pacto, abriría el camino de la normalización y, quizás, la negociación, aunque es difícil creerlo por parte de un gobierno que prefiere dejar las cosas como estaban; pero si el soberanismo ganara por mayoría absoluta, otra vez, no hay duda de que habrá declaración unilateral de independencia, lo que nos llevaría al caso de que se realice el referéndum.
El frente social.
@ David Airob. La Vanguardia.
Este frente está ganado por el govern. Los unionistas y la mayoría silenciosa que se deja posicionar según las encuestas no han movilizado a tiempo sus efectivos y han renunciado a hacer campaña por el No, jugándoselo todo al boicot del referéndum y dando carta blanca al gobierno. Aunque hay intentos de penetrar la línea enemiga por ambos bandos, la polarización social es evidente tras años de movilizaciones y ninguneo del gabinete Rajoy. Al menos hay unos dos millones y poco de votantes del Sí, y es posible que cada día haya más (la historia es harto conocida, así que no voy a extenderme sobre sus razones). Además, casi un 80% de catalanes estaría dispuesto a participar en un referéndum acordado, según El País.
La sociedad movilizada a favor del Sí y del derecho a decidir goza de buena moral, como se ha ido demostrando los últimos años. Al ser la responsable en sus inicios de haber movilizado el soberanismo de los partidos catalanistas, y estos de haberla escuchado, tiene una salud de hierro que dará muestras de su músculo en los próximos días y meses.
La ventaja para el govern está clara: dejar al gobierno la papeleta de usar el argumento de los “tumultos” y amenazar con la guardia civil, lo que se acomoda perfectamente en el relato “colonialista” de la represión contra una masa cada vez más convencida con cada acción ejecutiva de un gobierno inmovilista. Además, la imagen de un barco «represor» en el puerto tiene ecos de Setmana Tràgica, o de 1934, y despierta la resistencia pasiva, aunque sea a golpe de cacerola, manifestaciones o empapeladas. Por si fuera poco, recrea el escenario para una inminente representación de una «Revolución de terciopelo», o incluso, una «Primavera catalana».
A diferencia de lo que se dice en la prensa de Madrid, quienes lo han vivido de cerca comparten la actitud pacífica y lúdica de las manifestaciones, más que su aparato ideológico: su grado de civismo es algo que no se “palpa” fuera de aquí y que al compararse con el nazismo, o con los movimientos violentos de forma repetida e inane en otro torticero intento de criminalizar hechos puntuales, da como resultado mayores adhesiones. Además, no son pocos los que han descubierto que se puede estar a favor de un referéndum sin necesidad de hablar catalán en la intimidad, ni de colgar carteles u ondear una bandera estrellada: incluso sindicatos, estibadores, bomberos, abogados, profesores, y está por ver si los mossos d’esquadra.
El gobierno solo puede vencer socialmente fuera de Catalunya y aun así, decenas de ciudades españolas ya han mostrado parte de ese “republicanismo” latente y descontento, que en algunos casos ha despertado reacciones violentas, tras el deseo de cambiar sus vidas; o por decirlo de otro modo, se les ha ofrecido la utopía a través de actos reales, no con meras palabras sino mediante una «acción directa» contra un estado inmóvil y un gobierno corrupto. La única alternativa que le queda al estado para inmovilizar la sociedad catalana es declarar el estado de emergencia, pero aún necesita una coartada: los deseados “tumultos” del 1-O. Un nuevo error, o triunfo, según se mire, en caso de cometerse.
El frente cultural
«Manifiesto de intelectuales» publicado el 18-9-2017
La lengua y la historia son los dos caballos de batalla del frente cultural, y el fracaso de una ley de enseñanza que se acomode a la diversidad cultural del país es una víctima más de este frente.
Respecto a los símbolos nacionales, la normalización de la estelada es un signo de victoria del soberanismo. Durante el autonomismo, la estelada nunca gozó de buena salud ente las clases medias, pero hoy es un símbolo de la lucha contra la intransigencia del estado, las prohibiciones y la censura, y se vende en cualquier chino junto a la autonómica y la española. Hay que recordar que la estelada no es una bandera de un país, sino de una actitud combativa, ya que la bandera catalana es la «senyera».
Lo más interesante del frente cultural en Catalunya es la superación del debate de la lengua. La lengua catalana, entendida como símbolo, ha ganado las trincheras que colocó el ministro Wert y que intenta recuperar Ciudadanos. Aún se oye el disparo de algún paco, pero el frente cultural ha sabido maniobrar entre el control gubernamental y el exceso del manifiesto Koiné, aunque fuera mal interpretado, e integrar el catalán y el castellano en el mismo bando con el mismo grado de aceptación, gracias también al apoyo de asociaciones como Súmate: el ministro de cultura ha rendido una de las armas más poderosas de la guerra cultural y los soberanistas, en vez de usarla, la ha desmantelado.
En este frente combaten asociaciones culturales, medios, y gurús, junto a los “intelectuales y artistas”. Sin embargo, estamos lejos de los años donde el intelectual desempeñaba una función social, y cabe preguntarse si aún existe ese rol en la sociedad postindustrial. Una vez empezada la batalla hemos asistido a una adhesión constante de manifiestos, artículos y tiros de tweet.
Snowden y Assange, gurús del star-system de la libertad global de expresión, también han aportado su granito de arena, e incluso un duelo de insultos entre Assange y Pérez-Reverte para mayor polémica; mientras los herederos de esa escuela de Barcelona, esa “gauche caviar” admirada por el socialismo que ha sabido satirizar ingeniosamente Albert Pla en un doble golpe de humor, también han saltado a la palestra. Es interesante leer algunas de estas opiniones que, en general, solo quieren defender su creencia sin dar lecciones a nadie, pero también lo es el descubrir a los voceros incondicionales que se esconden bajo una mascarada de intelectual liberal y «hombre de mundo», ya sea un deportista, un periodista, un escritor o un cantante, que se desentienden de querer hacerle el juego a un bando, cuando precisamente es lo que hacen. Al final resulta que sus opiniones valen tanto como les cueste mantener su reputación. Y finalmente están las patrullas de presentadores y tertulianos que hacen de agitadores y palmeros.
Los bandos utilizan intelectuales como propaganda. Es cierto que algunas voces, sobretodo extranjeras, van por libre, pero lo aficionados a los manifiestos locales quizá deberían redactar uno nuevo a favor del silencio y del boicot a los políticos, o mejor aún, a favor de ellos mismos en vez de regalar munición. El intelectual de trinchera rápidamente es abatido: su posción y actitud frente el poder los puede delatar. El PSOE dispuso de ”La banda de la ceja”, el PP de sus premios nacionales, los escritores catalanes no soberanistas, atrapados entre dos fuegos, acusados de connivencia como “botiflers” o “caragirats”. En Madrid, la brigada “Vargas-Llosa”, el nobel de literatura tras el cual se acuclillan la jet-set y los lobbies mediáticos, y la patrulla de la RAE, con sus premiados Pérez-Reverte, Javier Marías, o Muñoz Molina, y los “Queipo de Llano” de la cultura como Albert Boadella, o Félix de Azúa, y demás, frente a la Pilar Rahola, Empar Moliner, Juanjo Puigcorbé, Quim Monzó o Eduard Punset. El resultado final es tan aterrador como el grado de conformismo con el bando que los ha utilizado. Antes de sacar la cabeza del hoyo, deberían saber que si estamos «en guerra» toda opinión puede ser usada en su contra, como el rebote de una bala.
La polarización del debate ha dejado al descubierto a los pragmáticos y “equidistantes.” La batalla cultural no ofrece tregua ni hace prisioneros y es como un yermo lleno de cráteres donde acechan los pacos y se libran escaramuzas que responden a las consignas de editoriales, grupos, partidos y asociaciones, y que terminan instrumentalizando la cultura como propaganda, mientras los politólogos e historiadores pasan a un discreto segundo plano. A veces, empero, una ambulancia aparece y socorre a los heridos demostrando que el ser humano puede dar lo mejor de si en los peores momentos.
El bando unionista es unánime, si bien algo más equívoco por el ala de los reformistas. En España, los medios no representan la opción soberanista. En Catalunya, a pesar de lo que digan los medios de comunicación nacionales, coexisten ambos discursos y hay diversidad de posicionamientos, junto a una importante masa a favor del No, sobre un 40% de la población. El clamor del soberanismo en Catalunya es ensordecedor no porque haya censura, como se deja creer en los medios nacionales, sino por que está mejor organizado y movilizado. También hay que añadir que a nivel internacional la reacción de los intelectuales y algunas cabeceras de periódicos se decanta mayoritariamente a favor del discurso soberanista, o al menos, del derecho a decidir (ya van cinco nóbeles de la paz a favor), mientras que el inmovilista tiene poca repercusión en los medios catalanes. Este hecho no puede explicarse sólo viendo TVE, o los medios de Atresmedia y Prisa, ni tampoco escuchando sólo TV3, o la radio, y menos aún las declaraciones del fiscal Maza: “están abducidos”.
La caída del Tótem.
Uno de los fenómenos más interesantes a nivel psíquico es la pérdida del tabú constitucional. La Constitución, ese tótem erigido como poder omnipresente, ha caído como un falso dios de la mente de los soberanistas. No ha sido únicamente por las reiteradas embestidas contra “la estaca” que lo ata, sino porque ésta, al amparar los derechos civiles junto a todo tipo de corruptelas y omisiones de derechos (de expresión, o de vivienda, por ejemplo), se pudrió, y al asentarla a «mazazos» de tribunal ha terminado por resquebrajarse. Además, la sentencia del TC contra el Estatut de Catalunya tuvo el efecto de la carcoma: el poder judicial, controlado por los partidos desde el CGPJ, estaba por encima de un referéndum, la voluntad del pueblo y de la aprobación del legislativo y el ejecutivo.
Estamos ante un fenómeno de cambio de actitudes y aculturación de nuevos valores. Probablemente, esta ruptura no se haya dado fuera del soberanismo si bien los reformistas han reconocido al menos dos señales: el fin del bipartidismo y la crisis política del estado. Habrá que ver si el 1-O es la tercera señal y si la aculturación permite un cambio de actitud a favor de un nuevo modelo de estado.
Al desgaste de un TC forzado por el partido del gobierno, así como las contramedidas que se están tomando contra la autonomía catalana, se ha sumado el desencanto de la corrupción, las dudas sobre su legitimidad, la inconveniencia del inmovilismo, la crisis de la monarquía y, sobretodo, la crisis laboral y de deuda (en la que se incluyen las pensiones). Los soberanistas no desobedecen para dirigirse a un estado sin ley, sino para asumir el control de sus recursos y mejorar la vida de sus ciudadanos. Por descontado, la única forma no-traumática de hacerlo para ambos es pactando un referéndum o cambiando la constitución. Por descontado, eso no ha sido posible. Es más, hasta el 1-O, o dicho de otra forma, hasta que no estalle el problema no se empezará a plantear seriamente una solución: cuando lo probable esté en la calle y en boca de todos, empezará a hacerse posible.
El frente del humor.
La idea es sencilla: la ironía y su efecto, el humor, nos hace cómplices con el emisor. Claro que la ironía implica un referente cultural y cierto gusto compartido. Por otro lado, la burla o hasta el sarcasmo, es decir, el humor imitativo o mímico y su deformación, o el insulto, no disponen de tanta aceptación entre las filas contrarias que saben apreciar los efectos de una carcajada.
El frente del humor lo ha ganado el soberanismo, aunque haya que reconocer que no todo ha sido mérito de su ingenio: el gobierno, quizá dando por perdida esta batalla con su “ley mordaza” y su falta autocrítica, no sólo no ha sabido crear un grado de distensión a través del humor sino que lo ha rendido sin jugar. Con el humor la intimidación se desvanece por arte de chiste o meme, junto a fotografías, comentarios, o actos cuyos referentes culturales, como la orografía del terreno en que se vive, el bando local ha sabido aprovechar.
La última ocurrencia del ministro de interior Zoido, los cruceros de la Warner, ha sido comparada con el hundimiento de “La Armada Invencible” o la de Santiago de Cuba; recompensa que provoca el “procés” y que levanta sonrisas y adhesiones a Piolín, nuevo héroe de la independencia, prisionero de una guardia civil enjaulada por políticos en un barco de los Looney Tunes, los dibus de la infancia de España; o las canciones de La Trinca, pegadizas y conocidas por más de una generación; las narices de payaso, los claveles, los vítores de las papeletas, las consignas humorísticas, la autoparodia («Urna, grande y libre») y las urnas frente a una movilización castrense cuya presencia es aceptada como actor necesario para la puesta en escena de mimos y actuaciones.
La «guasa» hoy dispone de las redes sociales. Así como durante el franquismo, las revistas satíricas hacían cómplices sus lectores aunque fuera autocensurándose, hoy, la difusión del humor, asumida en gran parte las redes sociales salvo por algunos medios (El Jueves, El Intermedio, Polònia, etc…) hace lo propio sin autocensura; los memes, las máximas, los calambures y el ingenio de toda la población al alcance de un dedo. Como se ha demostrado con Donald Trump o las Primaveras Árabes, las redes sociales funcionan de acelerador cultural cuando encuentran una amplia base social implicada que participa a tiempo real y se hace cómplice, como un eslabón forma parte de la cadena que lo tensa.
https://www.youtube.com/watch?v=C5DQbsgr1oA
Convencer por el miedo o el odio a una sociedad con buena salud es inútil: siempre gana más adeptos una risa que los augures del temblor de dientes, una actitud más propia de sociedades controladas mediante la represión.
El desenlace
Habrá que esperar entre cinco o seis días para anticipar algo. Se descubrirán las cartas y terminará una ronda que empezó hace tres años. Podemos estar seguros de que la madre de todas las batallas por Catalunya va a ser la administrativa-judicial, y que el frente social va a reaccionar en auxilio de la Generalitat y sus competencias, y quien sabe si se van a sumar huelgas indefinidas. Corre el rumor que tras el choque, el frente político hará un alto el fuego para plantear un armisticio. De momento me remito a lo que fue publicado el 2015 en L’article que anava a publicar: el resultado dependerá del equilibrio de fuerzas y apoyos, y esto no se sabrá con certeza hasta que haya una declaración de independencia, o hasta el resultado de las próximas elecciones catalanas.
Carta de crisis del juego de mesa «Café para todos»
Emblemata Sacra. Rev. Daniel Cramer, 1624 (www.funeralzone.co.uk)
Ya que había terminado de trabajar, y me encontraba cerca, me dirigí atraído por la reciente tragedia. Allí, a paso lento, bajando hasta La Boqueria, recorrí la misma distancia en que ésta se medía.
A ambos lados, temblorosos parterres de llamas tímidas entre el silencio. La luz eléctrica apenas nada distinguía, puesto que eran el fuego y las flores lo que atraía toda la atención.
Las capillas fueron instaladas irregularmente a ambos lados. Una complicidad del silencio que se comparte en los deambulatorios indicaba que justo allí, en ese mismo lugar, o en aquél, se había apagado una vida.
Ese relumbre de iglesia durante el anochecer encerraba una comunión. Muchos lo fotografiaban para enseñarlo a sus países y así demostrar la inmediatez del duelo durante su jornada. Otros, decían, lo retenían porque en aquellos pétalos ardía el aroma de la compasión.
Dos hombres se habían subido a un árbol para fijar otro cartel de homenaje. A su alrededor, todos los miraban en silencio. Y sin embargo, La Rambla seguía siendo multitud y vibración, de aquella que da lugar a metáforas de todo tipo; estación, vena, corriente o caudal; fluida como el agua, o la sangre, adoptando la forma de aquello que contiene; y así era como la rutina iba retomando el día a día.
Me alejé hacia plaça Catalunya. Aquella estampa se parecía demasiado a la de sus precedentes. ¿Por qué iba a ser diferente? Por un instante pensé en aquellos fotógrafos; me había fijado en las pantallas de sus móviles y había creído entrever en los encuadres el deseo de retener toda la tragedia en sus consecuencias. Sin embargo, aquella expectación se reflejaba contra otro espejo que no era el de las cámaras réflex, o la pantalla de sus móviles.
Porque la multitud que allí se identificó con los muertos fue arrollada por otro vehículo cuyo rugido apenas se escucha, con una fuerza capaz de destruir todo deseo. Fuimos aplastados por la posibilidad; la posibilidad en una hora de un día, al descubrir en el reflejo de las llamas aquellos que habían estado allí también, tomando fotos de La Rambla en aquella hora de aquel día.
Publicada originàriament el 1940, Il deserto dei Tartari va esdevenir l’opera magna i la consagració de Dino Buzzati (1906, San Pellegrino di Belluno-1972, Milà) dins la literatura del segle XX. Buzzati, qui llavors era periodista del Corriere della Sera, va escriure la novel·la en els prolegòmens de la Segona Guerra Mundial, la qual, després de l’alliberament, esdevingué un èxit internacional.
El desert dels tàrtars és una obra propera a l’existencialisme de Sartre (Le néant, 1938), o Camus (L’étranger, 1940), i es troba a cavall entre la tradició expressionista (kafkiana) i la condició humana (a voltes com en Saint-Exupéry). També rep influències de la novel·la gòtica i de Poe. La novel·la va ser adaptada al cinema el 1976 per Valerio Zurlini, amb banda sonora d’Ennio Morricone, i també va inspirar la trama de Waiting for the Barbarians, del premi Nobel Coetzee. L’autor i crític J.L. Borges la va ressenyar com a una obra preferencial.
Al llarg de trenta capítols, se’ns narra la vida del jove oficial Joan Drogo que és destacat a la fortalesa Bastiani. Aquesta es troba en la frontera nord del regne, aïllada de tot contacte humà, separant la vall de l’extens i llegendari desert dels tàrtars que limita amb el regne del nord. Allí, els soldats viuen exiliats de la humanitat a l’espera d’un enemic que mai arriba, mentre les seves frustracions i desitjos de glòria entren en conflicte amb la naturalesa cruel de l’ésser humà.
Amb un llenguatge a voltes realista i a voltes poètic, Buzzati ens vol parlar de les distàncies, concretament la distància temporal: el pas del temps, l’espera, i “l’etern retorn” de l’existència al que tard o d’hora l’home s’ha de veure abocat com el reflex d’un mirall. La maduració, l’abandonament familiar, la formació i l’aprenentatge del món dels homes, també hi és present com en una novel·la iniciàtica, així com, també, la pèrdua de l’amistat, el fracàs de l’amor, la vellesa i la mort, l’altre gran tema de l’obra.
La distància espacial, la llunyania o proximitat amb els altres, es projecta en els paisatges com a quadres surrealistes o expressionistes, talment el mateix títol del llibre: hi ha distàncies emocionals i humanes que s’allunyen i es perden, i d’altres que s’apropen, es retroben o es traeixen. És en aquests espais on es conjumina el pas inexorable del temps en els constants canvis d’estació, els canvis del cel, el pas del sol i la lluna, o els sorolls de la fortalesa que reforcen la seva omnipresència.
La trama de la fortalesa serveix per il·lustrar amb un elenc de personatges secundaris les relacions humanes: fites d’aquestes distàncies on les normes d’una autoritat indiscutible desperten la crueltat i la falsedat fins al conflicte amb el sentit del deure i el desig d’un destí gloriós que ha d’arribar del desert per salvar-los, com el que encarna; conflicte, per exemple, com el del tinent Angustina, qui decideix el seu propi destí en contra de l’hostilitat dels altres, o el capità Ortiz, qui essent íntegre i pacient és derrotat pel seu propi desig de enfrontar-se a un enemic intangible.
És difícil discrepar sobre El desert dels tàrtars. Els personatges tenen vida pròpia. L’estil és acurat i les imatges segueixen la intensitat narrativa; l’estil és canviant, però no és brusc com el pas de les estacions; fins i tot, hi té cabuda la fantasia onírica d’unes imatges carregades de simbolisme que permeten diverses lectures. Potser, el lector massa habituat a l’acció pot sentir-se atordit per l’omnipresent desert erm, o les opressores carenes costerudes i encavallades, o bé per la monotonia laberíntica de la fortalesa. Però això quedaria superat per un estil de llenguatge ric i una excel·lent traducció al català, a més d’una trama no exempta de sorpreses amb el persistent enigma dels tàrtars que acompanyarà el lector fins al final. Potser, però, caldria advertir-li que és un d’aquells llibre que deixa empremta, talment com la buidor d’una petjada en el desert.